Nicolás Maduro, tras ser declarado ganador de las elecciones presidenciales por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, ha condicionado cualquier diálogo con la oposición a que esta respete la decisión del pueblo expresada en los comicios. Aunque Maduro anunció un porcentaje de apoyo del 51,20% y prometió trabajar en los cambios necesarios para el país, la oposición ha rechazado los resultados, alegando irregularidades durante el proceso electoral y denunciando que a sus testigos se les impidió tener acceso a las actas de los escrutinios.
El presidente, en un discurso ante sus seguidores, destacó su compromiso con la recuperación económica y propuso comenzar de inmediato con un “gran diálogo” que incluya a diferentes sectores del país. Sin embargo, estipuló que la oposición debe respetar la Constitución y no promover acciones desestabilizadoras, reiterando que no espera al inicio oficial de su mandato para emprender su agenda.
Diversas voces de la oposición, lideradas por María Corina Machado, han desafiante afirmado que Edmundo González Urrutia, su candidato, es el verdadero ganador con un 70% de los votos. Afirmaciones de la oposición incluyen que su monitoreo durante el proceso electoral contradice los resultados oficiales, respaldadas por encuestas y conteos independientes.
Mientras tanto, varios gobiernos latinoamericanos han expresado su escepticismo respecto a los resultados y exigieron claridad y transparencia en el proceso electoral, reclamando la participación de observadores internacionales imparciales. Esto añade presión sobre el régimen de Maduro para que justifique su victoria, en un contexto de creciente incertidumbre y desconfianza en el país.
