Belice acuerda ser tercer país seguro para migrantes hacia EE. UU.
Belice ha llegado a un acuerdo con Estados Unidos para convertirse en un “tercer país seguro”, lo que permitirá la deportación de migrantes que intenten ingresar ilegalmente a EE. UU. a través de su territorio. La medida forma parte de los esfuerzos estadounidenses para controlar el flujo migratorio hacia la frontera sur.
Según el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU., migrantes provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador podrían ser enviados a Belice para procesar sus solicitudes de asilo. Sin embargo, los detalles sobre los procedimientos y las condiciones que enfrentarán aún no se han hecho públicos.
Organizaciones de derechos humanos han alertado sobre los riesgos de este acuerdo. Belice carece de infraestructura suficiente para atender adecuadamente a los migrantes y garantizar su seguridad y bienestar. Se teme que las personas puedan ser retenidas o deportadas sin un debido proceso.
El gobierno beliceño defiende la medida, argumentando que fortalecerá la cooperación con EE. UU. en seguridad y migración y contribuirá a la estabilidad regional. No obstante, sectores de la sociedad civil local han expresado su preocupación por los impactos humanitarios y por cómo esto podría afectar la imagen internacional del país.
Este acuerdo marca un cambio importante en la política migratoria de Belice, que históricamente había mostrado una postura más abierta hacia los migrantes. Su éxito dependerá de la capacidad del país para crear mecanismos efectivos que garanticen derechos y protección a las personas que lleguen.
Analistas advierten que los migrantes podrían enfrentar mayores riesgos en Belice debido a la limitada asistencia y a la presión sobre servicios básicos. Además, cualquier fallo en la implementación podría generar tensiones sociales y humanitarias en el país.
Con la entrada en vigor de este acuerdo, Belice se convierte en un actor clave en la dinámica migratoria de la región. La manera en que se gestione determinará no solo la seguridad de los migrantes, sino también la reputación del país y su relación futura con Estados Unidos.
