El presidente Nicolás Maduro y su rival opositor Edmundo González reclamaron la victoria en las recientes elecciones presidenciales en Venezuela, mientras que tanto Washington como otros gobiernos externaron dudas sobre la legitimidad de los resultados, que colocaron a Maduro en un tercer mandato con el 51% de los votos. Sin embargo, encuestas de salida independientes indicaban una contundente victoria para González, quien afirmaba haber obtenido el 70% del apoyo popular en medio de un creciente respaldo hacia la oposición.
Los incidentes de violencia durante las elecciones, incluyendo la muerte de un hombre en Táchira, subrayaron un clima tenso en el país. A pesar de los acontecimientos, González hizo un llamado a la reconciliación y sostuvo que no incentivaría a sus seguidores a realizar manifestaciones violentas. La comunidad internacional, especialmente el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, mostró serias preocupaciones sobre la credibilidad del proceso electoral, cuestionando la independencia del organismo electoral, que los opositores acusan de ser un apéndice del régimen de Maduro.
El panorama post-electoral se complicó, con líderes regionales y actores internacionales criticando los resultados oficiales. El presidente argentino, Javier Milei, lo catalogó como un fraude, mientras que Costa Rica y Perú también manifestaron su rechazo a los resultados, y la posición chilena enfatizó la necesidad de verificaciones. En contraste, aliados de Maduro, como Rusia y Cuba, expresaron su respaldo, y el presidente ruso Vladimir Putin extendió sus felicitaciones.
Maduro, quien ha enfrentado un colapso económico y la migración masiva de la población venezolana, se comprometió a promover un “gran diálogo nacional” tras su triunfo autoproclamado. La situación económica en Venezuela, impactada por sanciones internacionales, se vio reflejada en la caída de los bonos del país y de su estatal petrolera, PDVSA. La comunidad internacional sigue de cerca las reacciones y el futuro del país, mientras que las fuerzas armadas, tradicionalmente leales a Maduro, no han mostrado signos de apoyo a la oposición.
Las encuestas de salida, realizadas por Edison Research, revelaron que González obtuvo un 65% de los votos, en contraste con el 31% que se le otorgó a Maduro oficialmente. A pesar de las acusaciones de falta de justa competencia electoral y de conducta inadecuada por parte de las autoridades, hasta ahora, el gobierno de Maduro parece mantener su control, mientras el debate sobre la legitimidad de las elecciones sigue en el centro de la atención pública y mediática.
