Migrantes Varados en Tapachula: ¿Dónde está la Solución?
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Cientos de migrantes de diversas nacionalidades se encuentran varados en Tapachula, Chiapas, como resultado de la lentitud en la respuesta a través de la aplicación CBP One. Este es el caso de los cubanos Alexander Mori y Bárbara García, quienes han estado esperando una respuesta desde agosto. “A varios venezolanos les llegó la respuesta en cuatro días, pero yo, que realicé el trámite hace dos meses, aún no he tenido noticias”, señala desesperado Mori en una entrevista. La situación es tan crítica que el abogado defensor de migrantes, José Luis Pérez, asegura que hay al menos mil cubanos en esta misma posición.
Durante su tiempo en Tapachula, Mori y García se encontraron en el parque central Miguel Hidalgo, donde compartieron sus frustraciones. García, originaria de Matanzas, fue detenida durante una redada por Migración el 2 de septiembre. Mientras estuvo en la estación migratoria Siglo XXI, su familia logró avanzar en el proceso y llegar a Texas, dejando a García esperando sin respuestas. “Estoy aquí, a la espera de respuesta a la cita”, comenta con tono resignado.
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La situación de Mori y García no es única. El director del Centro de Dignificación Humana, Luis García Villagrán, reporta que actualmente hay unos 45,000 migrantes atrapados en Tapachula. La mayoría proviene de países como Venezuela, Nicaragua, Guatemala y Cuba. Los motivos que impulsan a estas personas a dejar sus hogares son variables, pero predominan la persecución política, la violencia y la falta de oportunidades.
El párroco del municipio de Suchiate, Heyman Vázquez, también ha hecho hincapié en cómo la dilación en los trámites ha contribuido al aumento en el flujo migratorio. Denuncia la falta de atención del Instituto Nacional de Migración (INM), lo que ha hecho que migrantes se enfrenten a un ambiente de inseguridad y violencia por parte de grupos criminales. La falta de acción del Estado ha llevado a muchos a sentirse desprotegidos y vulnerables.
Las historias como las de Mori y García revelan un patrón alarmante: cada intento de gestionar sus citas es como empezar de nuevo. “Cada intento es partir de cero; deben tener paciencia”, aconseja Pérez, aunque la desesperación está presente en cada conversación. La amenaza de deportación y la presión de los costos asociados a su travesía son preocupaciones constantes.
Esta realidad se convierte en un llamado urgente a la acción. La falta de atención adecuada por parte de las autoridades no solo afecta a los migrantes, sino que amplifica sus riesgos en un contexto donde los derechos humanos son frecuentemente violados. La denuncia de delitos y la omisión de la justicia deben ser atendidas con la seriedad que la situación demanda.
La situación en Tapachula, como se evidencia, es un claro recordatorio de que el camino hacia la migración segura está lleno de obstáculos. En un momento donde los sueños de muchos están en juego, la urgencia de respuestas y soluciones efectivas se torna vital. La comunidad migrante y los defensores de derechos humanos continúan luchando por un futuro más digno y seguro para todos aquellos que buscan mejores oportunidades en el extranjero.
El llamado es claro: los migrantes merecen ser escuchados y protegidos. La esperanza es que las autoridades entiendan la gravedad de la situación y actúen en consecuencia, brindando las respuestas necesarias para que quienes buscan un nuevo comienzo puedan finalmente avanzar hacia su destino deseado.