En el mundo de 2024, más de 280 millones de personas migraron por diversos motivos, enfrentándose a peligros extremos en su intento de encontrar un futuro mejor. Sin embargo, las rutas migratorias más comunes se han convertido en travesías mortales. A medida que el fenómeno migratorio sigue batiendo récords, el costo humano de estas migraciones se ha vuelto alarmante. Este fenómeno, que define nuestra era, ha sido descrito por el cineasta italiano Matteo Garrone como “el gran tema de esta era”. En su película Yo, capitán (2023), presenta la peligrosa travesía de dos jóvenes senegaleses que intentan llegar a Europa, una historia que refleja la gravedad de la situación migratoria mundial.
Mediterráneo Central: La tumba azul
La ruta del Mediterráneo Central, que conecta Libia e Italia, sigue siendo la travesía más peligrosa para los migrantes, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). En 2024, esta ruta ha cobrado la vida de más de 2,500 migrantes, que se embarcan en embarcaciones precarias sin ningún tipo de auxilio en alta mar. Las mafias de tráfico humano operan sin restricciones, explotando la desesperación de los migrantes, quienes a menudo nunca alcanzan su destino. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras y Save the Children han denunciado la reducción de operaciones de rescate por parte de las autoridades europeas, lo que agrava aún más la situación. Carlotta Sami, portavoz de ACNUR, ha señalado que las políticas de disuasión de Europa “no están salvando vidas, sino condenándolas”. Además, muchos migrantes que logran sobrevivir son detenidos en centros de detención en Libia, donde las condiciones son consideradas como una “crisis humanitaria”.
Tapón del Darién: Una selva sin piedad
Otro de los cruces más mortales se encuentra en el Tapón del Darién, una selva inhóspita entre Colombia y Panamá. Esta ruta sigue siendo uno de los tránsitos más peligrosos en 2024, con más de 400 muertes registradas solo este año. La selva, infestada de animales salvajes y controlada por grupos armados, es un campo de batalla para los migrantes, quienes enfrentan extorsiones, robos y hasta asesinatos. Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, ha señalado que esta crisis refleja la falta de alternativas seguras para quienes huyen de la pobreza y la violencia. Este año, más de 300,000 migrantes, principalmente de Venezuela, han intentado cruzar el Tapón del Darién, una cifra que muestra una ligera disminución respecto al año anterior, aunque el peligro persiste.
Frontera México-EU: El desierto letal
La frontera entre México y Estados Unidos sigue siendo una de las zonas más letales para los migrantes. En 2024, más de 800 muertes han sido registradas por la Patrulla Fronteriza, muchas de ellas debido a la deshidratación y el agotamiento extremo al cruzar el desierto de Sonora. También se ha documentado un número alarmante de muertes en el río Bravo, con más de 200 cuerpos encontrados este año. Además de los peligros naturales, los migrantes enfrentan la violencia de grupos delictivos que controlan las rutas migratorias y operan redes de trata de personas y extorsión. José Luis González, del Centro de Derechos Humanos de Chiapas, ha denunciado que los migrantes no solo arriesgan sus vidas por la naturaleza del terreno, sino también por la violencia organizada que los acecha.
Mar Caribe: La ruta de los balseros
El Mar Caribe ha sido testigo de un aumento en las travesías peligrosas, especialmente entre cubanos y haitianos que intentan llegar a Estados Unidos. En 2024, al menos 142 balseros cubanos han muerto intentando cruzar el mar en embarcaciones precarias. La falta de preparación para enfrentar las duras condiciones del mar abierto convierte esta travesía en una de las más arriesgadas. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ha habido un aumento significativo en las muertes en estas rutas hacia Estados Unidos. En marzo de 2024, se registraron más de 6.4 millones de entradas regulares en países como Costa Rica, México, y República Dominicana, lo que refleja un incremento en la actividad migratoria en la región del Caribe.
Balcanes Occidentales: Un corredor de trampas
La ruta de los Balcanes Occidentales, que atraviesa países como Serbia, Bosnia y Croacia, se ha convertido en un último recurso para miles de migrantes que intentan llegar a Europa Occidental. En 2024, al menos 300 personas han muerto en este trayecto, debido a enfrentamientos con fuerzas de seguridad, accidentes en trenes y ahogamientos en ríos. Migrantes que intentan atravesar este corredor enfrentan una constante violencia física, robos y detenciones arbitrarias. Recientemente, los líderes de la Unión Europea han reconocido la necesidad de fortalecer la cooperación en la gestión de la migración, un desafío que, según la OIM, debe ser abordado con más medidas decididas para combatir la trata de personas y otras formas de delincuencia organizada.
La migración en 2024: Un rostro de sufrimiento
El informe de la OIM de 2024 muestra un aumento significativo en el número de migrantes internacionales, pasando de 150 millones en 2000 a 281 millones en la actualidad. Esto representa un 3.6% de la población mundial, lo que demuestra que la migración se ha convertido en un fenómeno masivo y global. El porcentaje de mujeres migrantes también ha aumentado, y las remesas internacionales han alcanzado los 831 mil millones de dólares. Sin embargo, este aumento ha venido acompañado de un incremento en el número de refugiados y personas desplazadas, que han pasado de 14 millones en 2000 a 35.4 millones en 2024, lo que refleja los desafíos actuales en términos de desplazamiento forzado y migración irregular.
El costo humano de la migración: Un desafío global
La migración irregular en 2024 no solo refleja la búsqueda de una vida mejor, sino también los riesgos extremos que enfrentan millones de personas en su trayecto. Violencia, desastres naturales, y abusos por parte de traficantes de personas son solo algunos de los peligros que acechan a quienes se aventuran en estas rutas. La migración se ha convertido en una de las crisis humanitarias más graves de la historia reciente, dejando un roto emocional y físico en las vidas de aquellos que sobreviven y en los corazones de quienes pierden la vida en el camino. La migración ya no es solo un fenómeno geopolítico, sino un recordatorio del sufrimiento humano y la lucha por la supervivencia en un mundo marcado por desigualdades y violencia global.