ICE usa inteligencia artificial para vigilar a migrantes en EE.UU

ICE usa inteligencia artificial para vigilar a migrantes en EE.UU

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La agencia U.S. Immigration and Customs Enforcement (ICE) ha desplegado un nuevo arsenal de tecnologías para rastrear la migración hacia Estados Unidos, abriendo una era inédita de vigilancia que afecta directamente a personas indocumentadas. Según un informe reciente, ICE adopta una aplicación que permite apuntar un móvil hacia el rostro de una persona y determinar su estatus migratorio, además del uso de escaneo de iris y un sofisticado monitoreo de redes sociales.

Este sistema, denominado “Mobile Fortify”, se basa en bases de datos de la U.S. Customs and Border Protection (CBP) que contienen fotografías, nombres, fechas de nacimiento, números de extranjero y estatus migratorio. Los registros se conservan hasta 15 años y las personas no pueden negarse a ser fotografiadas durante procedimientos migratorios. Además, un contrato por 5,7 millones de dólares concede a ICE el uso de un software de la Zignal Labs para monitorear redes sociales, capaz de analizar más de 8 000 millones de publicaciones al día.

Para quienes migran hacia o ya viven en EE.UU., este cambio tecnológico implica nuevos riesgos y obstáculos. La capacidad de vigilancia facial y digital puede traducirse en detenciones más rápidas, deportaciones aceleradas o un ambiente de mayor temor y vulnerabilidad. Aunque la intención declarada es reforzar la seguridad fronteriza, las implicaciones humanas no pueden ignorarse: estaremos ante personas que deben vivir con la posibilidad constante de ser detectadas, identificadas o rastreadas con solo una imagen o una publicación en redes.

Desde una perspectiva social, estas medidas también pueden generar efectos colaterales en comunidades de migrantes que ya operan bajo invisibilidad o economía informal. La sensación de “ser observado” puede inhibir la movilidad, el acceso a servicios o la participación plena en la vida comunitaria. Además, la vigilancia masiva digital plantea preguntas clave sobre privacidad, derechos humanos y transparencia: ¿qué garantías reales existen para los migrantes que son objetivos de estos sistemas tecnológicos?

El impacto geográfico también importa: muchos migrantes de América Latina, incluidos mexicanos y centroamericanos, que cruzan hacia EE.UU. o ya se encuentran allí podrían verse directamente afectados. En un contexto donde la migración no es solo un fenómeno de desplazamiento, sino también de búsqueda de oportunidades, la adopción de estas tecnologías se convierte en un nuevo filtro que puede sumar complejidad —y riesgo— al intento de integración.

¿Qué viene después? Si ICE amplía sus equipos para operar los siete días de la semana, como sugiere el informe, el control se vuelve permanente, y el tiempo de reacción más inmediato. Para los migrantes, esto significa que la estrategia de “esperar un momento favorable” puede no ser ya segura. Las líneas que separan protección, seguridad y vulnerabilidad se vuelven más difusas.

En definitiva, la migración hacia EE.UU. en esta nueva era digital enfrenta un nuevo nivel de vigilancia que va más allá de los pasos fronterizos; ahora, la imagen de un rostro o la huella de un iris pueden cambiarlo todo. La gravedad de esto es clara: para millones de personas en tránsito o ya establecidas, el futuro se define no solo por el cruce sino por la mirada constante de un algoritmo que observa.

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