El control que los cárteles de la droga en México tienen en la frontera norte es tal, que no pasa absolutamente nada sin el permiso de ellos, incluyendo uno de los delitos que más ganancias les deja a estas organizaciones: el tráfico de migrantes.
Tan solo la franja fronteriza que comprenden los municipios de Nuevo Laredo y Matamoros, en el estado de Tamaulipas, registra el cruce de alrededor de 1,000 personas al día hacia Estados Unidos por los condados de Zapata y Brownsville, según revelan datos de la Patrulla Fronteriza.
Esa región es controlada desde hace décadas por el Cártel del Golfo, el cual obtiene hasta seis millones 800,000 dólares diarios por permitir que los traficantes de personas operen en la zona.
Así lo revela un reportaje de Imagen Noticias conducido por el periodista Ciro Gómez Leyva, en el que lograron entrevistar a uno de estos traficantes de migrantes, mejor conocidos como “polleros”.
De acuerdo con el entrevistado, quien utiliza una lancha inflable para cruzar a los migrantes a Estados Unidos a través del Río Bravo, cada persona debe pagar más de 3,000 dólares antes de abordar, y una vez que están del otro lado deben desembolsar otros 1,500 dólares.
Sin embargo, aclaró que aquellos que vienen de mucho más lejos, como Sudamérica, Europa, África y Asia deben pagar más, pues el costo ronda de los 10,000 a los 12,000 dólares.
Pero la cantidad que el “pollero” recibe es mínima en comparación con la que destina para su jefe, refiriéndose a los líderes del cártel. “A mí por brincarlos en la balsa me tocan 100 dólares por cada uno; por brincarlos y llevarlos a su destino, me pagan de 300 dólares o hasta 400 dólares por persona. Este negocio nunca se para, viene gente, más gente”, señaló.
Además, el entrevistado señaló que si no reportan el cruce de migrantes al cártel, los castigos pueden ser desde una multa hasta unos tablazos. “No te va a ir nada bien porque no puedes hacer tus cosas por tu propia cuenta… te pueden a poner a trabajar como sicario”.
Por último, aseguró que el cártel ha desaparecido gente que no reportó sus actividades. “Aquí tienes que pagar si quieres ‘brincar’ para el otro lado”, concluyó.