Una mayor militarización en la frontera norte obliga a las personas a transitar por rutas más peligrosas para poder llegar a Estados Unidos.
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador acumuló en sus primeros tres años de gobierno un total de mil 478 mexicanos muertos al intentar cruzar la frontera para hacer realidad el sueño americano. La cifra es 67 por ciento superior a la registrada durante el mismo periodo del gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando 885 connacionales fallecieron, y 30.9 por ciento más alta a la registrada durante los primeros tres años de Felipe Calderón.
De acuerdo con datos oficiales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), sólo el año pasado 719 mexicanos perdieron la vida en la frontera norte, cifra nunca antes registrada desde el inicio del conteo en el año 2004.
La estadística de connacionales fallecidos ha ido en aumento desde que la llamada Cuatroté tomó el poder, el 1 de diciembre de 2018.
Según las cifras, entre el 1 de enero y 31 de diciembre de 2019, al menos 337 mexicanos fallecieron, 65 más que los registrados durante el último año de Peña Nieto. Mientras que en 2020 la cifra aumentó a 442, a pesar de que la pandemia de Covid-19 redujo el flujo de connacionales hacia Estados Unidos.
Para el año pasado, el número de migrantes mexicanos que fallecieron en su camino hacia Estados Unidos llegó a 719, casi el doble que en 2020. Y en el primer trimestre de este año ya van 282 connacionales fallecidos, lo que significa un promedio de dos mexicanos muertos cada día.
Los datos de la Cancillería arrojan además un incremento en el número de connacionales muertos en la frontera norte no identificados debido, principalmente, a la falta de presupuesto para realizar la identificación de los restos encontrados a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México.
De los 719 fallecidos el año pasado, 295, más de una tercera parte, permanecen en anonimato, pero desde el año 2019 ya suman 691 los connacionales sin identificar.
Los restos duran por meses en las morgues de la Unión Americana hasta que son depositados en fosas comunes de cementerios ubicados en condados estadunidenses cercanos a la frontera con nuestro país.
Para Javier Urbano, director del Programa sobre Migración de la Universidad Iberoamericana, el fallecimiento de connacionales en la frontera con Estados Unidos desafortunadamente no es un asunto nuevo, pero se ha desbordado por el “descuido” del gobierno del presidente López Obrador a sus ciudadanos por cumplir con Estados Unidos para detener a los centroamericanos.
“Así sea uno solo, es lamentable que continúe muriendo gente por buscar una mejor oportunidad de vida o huir de algún peligro”, afirmó el experto.
Agregó que este aumento en la estadística mortuoria es resultado de una estrategia de muerte implementada desde la administración de Donald Trump en Estados Unidos contra la migración ilegal, ya que la construcción de nuevos tramos de valla fronteriza y una mayor militarización de la frontera empuja a los migrantes a tomar rutas y medidas cada vez más peligrosas para intentar su objetivo de alcanzar el llamado “sueño americano”.
En la frontera de Texas, explicó Javier Urbano, el río Bravo se ha convertido en una verdadera trampa mortal donde docenas de migrantes han muerto ahogados, mientras que la llegada de más de 300 elementos de la Guardia Nacional a la frontera con Arizona ha convertido al desierto en una tumba para los indocumentados que buscan el sueño americano.
De acuerdo con los datos de la Cancillería, las principales causas de muerte de migrantes en la frontera norte son por ahogamiento, deshidratación o hipotermia debido a las duras condiciones naturales de los diferentes tipos de terrenos en los estados fronterizos que ellos deben de atravesar.
“Los migrantes continúan pagando un alto precio por intentar cruzar la frontera y sus familias también están siendo castigadas, ya que quizás nunca sepan qué paso con sus seres queridos”, dijo Urbano en referencia a los restos humanos que cada año son encontrados en la frontera y que nunca son identificados.
Soraya Vázquez, subdirectora del Proyecto Fronterizo Al Otro Lado, coincide en que, al endurecerse las medidas de seguridad por parte de Estados Unidos, pero también de México, los migrantes son empujados a buscar nuevas rutas para llegar a la Unión Americana.
“Al cerrar las rutas ya conocidas por los migrantes, estos tienen que buscar nuevos pasos, muchos de los cuales son dominados por el crimen organizado que los secuestra, les cobra por dejarlos pasar o los mata”, explicó la activista.