El reciente reporte del organismo de migración mexicano revela que, desde el inicio del mandato del presidente Donald J. Trump, un total de 151,617 mexicanos han sido deportados desde Estados Unidos hacia México. Esta cifra representa una de las oleadas más grandes de repatriaciones en años recientes, y pone en evidencia la escala humana de la crisis migratoria actual.
Del total, alrededor del 70 % de los deportados regresaron por vía terrestre, mientras que el resto lo hizo por vía aérea. Las autoridades mexicanas han activado programas de recepción para asistir a los repatriados, en medio de las festividades de fin de año que incentivan muchos retornos.
Para muchos de esos repatriados, la deportación implica un brusco corte: abandono del proyecto migratorio, separación abrupta de familias, pérdida de ingresos, trabajo y vivienda, además de la incertidumbre sobre su futuro. Las cifras oficiales sólo capturan el retorno físico, pero detrás están historias de esfuerzo, sacrificio, miedo y resiliencia.
Este fenómeno refleja también una tendencia en las políticas migratorias de Estados Unidos: un endurecimiento que, más allá de objetivos de seguridad, está provocando la expulsión masiva de personas, muchas de ellas con lazos familiares, laborales y comunitarios en suelo estadounidense.
En México, las autoridades enfrentan un desafío doble: acoger a miles de ciudadanos que vuelven sin planeación, y ofrecerles empleo, vivienda y apoyo social en un contexto de recursos limitados. Muchos de ellos llegarán a sus comunidades de origen con nuevas vulnerabilidades: desempleo, carencia de redes de apoyo, traumas psicológicos y riesgo de marginalidad.
La gravedad del asunto está lejos de terminar. Con 151 mil repatriados ya contabilizados, cientos de miles —si no millones— viven con la amenaza de una deportación. Este éxodo forzado no es solo un asunto de números, sino de vidas detenidas, sueños truncados y familias fracturadas. Si las políticas migratorias se mantienen, lo que vendrá no será solo una estadística más, sino una crisis social persistente y compleja.












