El gobierno de México ha implementado un plan para trasladar a migrantes, principalmente de Venezuela, Haití y Cuba, lejos de la frontera norte con Estados Unidos. Según el Instituto Nacional de Migración (INM), el objetivo es brindar mejores condiciones de atención y seguridad a los solicitantes de asilo mientras esperan la resolución de sus casos.
Los migrantes son trasladados en autobuses a ciudades del centro y sur del país, como Querétaro, Puebla y Tapachula. Allí se les proporciona alojamiento temporal, alimentación y atención médica en albergues y estaciones migratorias.
El INM señala que esta medida también busca descongestionar la frontera norte, donde se han registrado altos flujos migratorios en los últimos meses. Además, se espera que al estar lejos de la frontera, los migrantes puedan integrarse mejor a las comunidades locales y acceder a oportunidades laborales mientras esperan la resolución de sus casos.
Sin embargo, algunas organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por la falta de información y consentimiento de los migrantes en estos traslados. También cuestionan si se están respetando los derechos y la dignidad de los migrantes durante el proceso.
El gobierno de México ha reiterado su compromiso de atender la crisis migratoria de manera humanitaria y en coordinación con las autoridades estadounidenses. No obstante, el tema sigue siendo un desafío complejo que requiere de soluciones integrales a nivel regional.