Las fuerzas de seguridad de Guatemala contuvieron este domingo una caravana de 600 migrantes en la frontera con Honduras integrada en su mayoría por venezolanos que intentan llegar a Estados Unidos, un día después de disolver una marcha similar de 400 personas, informó una fuente oficial.
“Un nuevo grupo de personas ingresó a territorio guatemalteco por un puesto no autorizado. Se estima que hay 600 personas” de Venezuela y algunos de Colombia, Haití y Honduras, declaró a periodistas Alejandra Mena, vocera del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
El grupo, que intenta llegar a México y luego a Estados Unidos, fue retenido por policías cerca de la frontera de Corinto, en el departamento de Izabal (noreste), el mismo sitio donde el sábado uniformados detuvieron el paso a unos 400 migrantes irregulares, principalmente venezolanos.
A esa marcha, el IGM le autorizó pase por razones humanitarias a 155 personas, sobre todo a familias con menores y embarazadas.
“Se está permitiendo el ingreso por razones humanitarias de personas en condición de vulnerabilidad. Las personas que incumplan con requisitos migratorios serán trasladas hacia Corinto para proceder con la expulsión. Se busca que sea un retorno voluntario”, agregó Mena, en referencia a la nueva movilización.
Añadió que la caravana “tiene características similares” a la del sábado con “embarazadas y niños” viajando a pie. Imágenes divulgadas por el gobierno mostraron a los migrantes retenidos sobre la carretera que lleva a la frontera hondureña con varios hombres descalzos y algunas mujeres cargando bebés.
Además de ser país de origen de migrantes que buscan ingresar de forma irregular a Estados Unidos, Guatemala también es corredor para miles de ciudadanos de otras nacionalidades que aseguran huir de la pobreza, violencia y falta de oportunidades en sus países e intentan llegar a suelo estadounidense.
Durante 2018, el éxodo migratorio evolucionó con la salida de caravanas, principalmente desde el norte de Honduras.
La última marcha masiva, de unos 7.500 integrantes, fue disuelta a bastonazos y gas lacrimógeno por policías y militares guatemaltecos a inicios del año pasado en el departamento de Chiquimula, también fronterizo con Honduras.