La agencia federal USCIS comenzó este martes a aceptar únicamente pagos electrónicos por los trámites migratorios presentados en papel, eliminando de forma definitiva el uso de cheques y giros postales. Para realizar los pagos, los solicitantes deberán usar tarjeta de crédito o débito a través del formulario G‑1450, o débito bancario directo (ACH) mediante el formulario G‑1650.
Este cambio afecta una práctica que había sido estándar durante décadas para trámites como naturalización, ajustes de estatus, solicitudes de visa de empleo y residencia permanente. La justificación oficial de USCIS apunta a “aumentar la seguridad y eficiencia en el manejo de fondos públicos” al reducir riesgos de fraude, pagos perdidos y demoras.
Sin embargo, la medida plantea obstáculos concretos para ciertos perfiles de migrantes: quienes no tienen cuenta bancaria en EE.UU., los solicitantes indocumentados o los que únicamente disponían de métodos tradicionales de pago pueden verse retrasados o incluso enfrentarse al rechazo de su solicitud por “falta de pago”. Por ejemplo, si se envía el trámite con cheque o giro postal después del 28 de octubre de 2025, la solicitud podrá ser devuelta automáticamente.
La transición digital también implica que los solicitantes deben asegurarse de que sus cuentas o tarjetas tengan fondos suficientes antes de presentar el trámite. De lo contrario, la transacción se podrá denegar, lo que acarreará el rechazo del proceso. Abogados de inmigración advierten que aunque hay potencial para mayor rapidez, la falta de acceso al sistema bancario se convierte en una nueva barrera para quienes aspiran a regularizar su situación en Estados Unidos.
Para la región de América Latina y el Caribe, donde muchos migrantes confían en métodos más tradicionales o enfrentan dificultades al abrir cuentas bancarias en EE.UU., esta medida marca un cambio de paradigma. No es solo un trámite: es otro filtro en un sistema migratorio que ya de por sí se considera complejo.
En definitiva, aunque la modernización de pagos promete mayor transparencia y menores demoras, también abre una puerta de riesgo para quienes no pueden adaptarse con rapidez. Y para miles de personas que esperan una visa, residencia o ciudadanía en EE.UU., la falta de un método de pago válido podría convertirse en un obstáculo insalvable.












