El gobierno de Panamá ha colocado barreras de alambres de púas en el tapón del Darién, frontera con Colombia, para evitar el paso de migrantes con destino a EE.UU. Desde enero hasta marzo de este año, más de 170,000 personas, principalmente venezolanos, han cruzado esta zona. El presidente panameño José Raúl Mulino anunció una campaña de cierre y repatriación, a la que Estados Unidos apoyó con un acuerdo de financiamiento de $6 millones. El presidente colombiano, Gustavo Petro, criticó esta medida, sugiriendo que el enfoque debería ser mejorar las condiciones económicas. La Defensoría del Pueblo de Colombia pidió a Panamá garantizar los derechos humanos de los migrantes, mientras expertos cuestionan la efectividad de las barreras, sugiriendo que podrían surgir nuevos caminos más peligrosos.
