Los dos migrantes señalados como presuntos responsables del asesinato del oficial del Instituto Nacional de Migración (INM), Luis Alberto Olivas García, fueron detenidos y puestos a disposición de un juez federal. Durante su primera audiencia, celebrada el 2 de enero, los acusados, Carlos Arichuga S.M. y David Josué V., decidieron guardar silencio sobre los hechos y renunciaron a su derecho de recibir asistencia consular de sus países. A pesar de que uno de los imputados, Arichuga, tenía doble nacionalidad (venezolano y colombiano), no se solicitó la notificación a Venezuela ni a Colombia sobre el arresto.
La Fiscalía General de la República (FGR) asumió la investigación debido a que la víctima era un funcionario federal. La fiscalía, a través de la Ministerio Público, presentó la solicitud para declarar legal el arresto, detallando cómo fue capturado el par de migrantes el 30 de diciembre, tras un operativo conjunto con elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE), la Guardia Nacional y un oficial del propio INM. El arresto de los imputados ocurrió después de una persecución que duró una hora y media.
El crimen ocurrió el mismo 30 de diciembre, cuando el oficial Olivas García, junto con sus compañeros, realizaba una revisión de rutina en el punto de control militar Precos, al sur de Ciudad Juárez. Al observar la detención de un tren y la salida de varios migrantes de sus vagones, los oficiales del INM intentaron detener a los sospechosos, pero dos de ellos, Arichuga y V., huyeron hacia los cerros cercanos. Fue en esta persecución donde Olivas García fue atacado violentamente.
Durante la huida, los dos migrantes agredieron al oficial Olivas García. Según la fiscalía, los atacantes comenzaron a lanzar piedras al oficial, logrando derribarlo. En un momento, David Josué V. arrojó una piedra a la cabeza del agente, lo que le causó una hemorragia cerebral. La necropsia confirmó que la causa de su muerte fue el traumatismo craneoencefálico provocado por los golpes contundentes en el cráneo, además de múltiples lesiones contusas en diversas partes del cuerpo, como en el ojo, el muslo derecho y la región escapular.
Los otros dos oficiales presentes en el lugar, Ismael y Carlos David H.B., fueron testigos de la agresión, pero no lograron intervenir a tiempo para evitar la fatalidad. Mientras uno de los oficiales se encargó de la persecución de los otros migrantes, el otro trató de asistir al agente agredido. El cuerpo de Olivas García fue encontrado más tarde por las autoridades, en las coordenadas 31°18’22”N y -106°30’35”W, cerca del lugar de los hechos.
Las investigaciones también revelaron objetos personales que ayudaron a vincular a los imputados con el crimen. Cerca del lugar del asesinato, un perito estatal encontró manchas de sangre, una roca con sangre y varios documentos pertenecientes a David Josué, incluyendo una licencia de conducir de Perú, un carnet de permiso temporal y una cédula de identidad de Venezuela, mientras que Carlos Arichuga tenía en su poder un pasaporte colombiano.
Tras varias horas de búsqueda, los policías estatales, con apoyo de drones, lograron localizar y arrestar a los dos migrantes a las 4:04 p.m. en una zona cercana al lugar donde fue encontrado el cadáver de Olivas García. El proceso de detención fue complicado y tomó más de tres horas debido a las condiciones del terreno. Una vez detenidos, los acusados fueron trasladados a un puesto de la Cruz Roja para una revisión médica antes de ser entregados al Ministerio Público.
Durante la audiencia, el juez José Avelino Orozco Córdova declaró legal la detención de los migrantes y aprobó la prisión preventiva. Además, durante la formulación de cargos, la fiscalía federal calificó el crimen como un homicidio calificado, pues los imputados usaron piedras como medio para debilitar al oficial antes de causarle la muerte. La fiscal presentó pruebas contundentes que demostraban la agresión física y la intención de matar al agente.
El caso de Luis Alberto Olivas García ha dejado un vacío emocional en la comunidad del INM. Con 25 años de servicio, Olivas García era conocido por su dedicación, responsabilidad y trabajo en equipo. A lo largo de su carrera, recibió diversos reconocimientos, incluidos premios por su desempeño en las comisiones de migración y su liderazgo en el puesto de Rescate Humanitario en Samalayuca, Chihuahua. En 2024, el oficial había recibido una medalla por sus años de servicio a la administración pública federal.
Este trágico evento también pone de relieve las condiciones extremas a las que se enfrentan tanto los migrantes como los agentes del INM en las rutas migratorias de México, donde el trabajo del personal de seguridad se cruza con situaciones de violencia y riesgos físicos al intentar controlar el flujo de migrantes. La violencia contra funcionarios migratorios no es un hecho aislado, y este caso refuerza la necesidad de una revisión de las condiciones de seguridad para todos los involucrados en el proceso migratorio.
