El flujo de migrantes por la frontera sur de México ya está controlado… pero por los cárteles.
Los migrantes que intentan cruzar a México enfrentan un viaje lleno de peligros y extorsiones. Al llegar al río Suchiate, que marca la frontera con Guatemala, muchos son recibidos por una cruda realidad: son llevados a un lugar conocido como “el gallinero” donde son secuestrados. Este sitio, un gran cuarto enrejado, se ha vuelto el primer hogar para aquellos que buscan una nueva vida, y allí permanecen hasta que logran pagar un derecho de paso a los cárteles que controlan la zona.