Las autoridades estadounidenses indicaron que el número de migrantes que son detenidos cada día incrementó con respecto a las cifras de febrero, por lo cual el número de personas en tránsito que buscan cruzar podría superar los niveles de migración alcanzados el año pasado, en 2019 y en otros periodos de mayor actividad.
Alrededor de siete mil 100 migrantes son detenidos a diario tras cruzar la frontera entre Estados Unidos y México, informaron el martes las autoridades estadounidenses, quienes señalaron que se están preparando para más aumentos en momentos en los que el Gobierno del Presidente Joe Biden se aproxima a una decisión sobre si poner fin a las restricciones al asilo implementadas para evitar la propagación de la COVID-19.
El jefe de la Patrulla Fronteriza, Raul Ortiz, dijo que mil 500 cubanos fueron detenidos la víspera, más del doble del promedio diario de febrero.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) dijo que las autoridades estadounidenses se encontraron con migrantes siete mil 101 veces al día en promedio durante la semana que terminó el lunes, en comparación con el promedio diario de unos seis mil 800 encuentros en febrero, entre personas que cruzan irregularmente y las que se presentan en los cruces oficiales.
El fuerte aumento, en caso de que siga así, podría superar los niveles de migración alcanzados el año pasado, en 2019 y en otros periodos de mayor actividad.
“Este es un problema bipartidista, hay que sumar a ambos partidos”, comentó Ortiz en la Expo de Seguridad Fronteriza, una conferencia del sector que se lleva a cabo en San Antonio, Texas.
Retirar las restricciones al asilo implementadas por la pandemia de COVID-19 “probablemente causará un aumento significativo” en la llegada de migrantes a la frontera sur de Estados Unidos, escribió el DHS en un documento de 16 páginas en el que delineó acciones que ha tomado, como más personal y otras medidas, para lidiar con una mayor cantidad de gente. El departamento señaló que el incremento de las llegadas también reflejaba las causas de largo plazo que impulsan la migración a Estados Unidos, como los sismos, otros desastres naturales y el declive económico que deriva en escasez de alimentos y de viviendas.
“Durante los últimos años, la migración irregular a lo largo de la frontera suroeste ha aumentado a niveles sin precedentes”, señaló el DHS. “Además del aumento en la migración, [el departamento] está notando un cambio pronunciado en la demografía y las nacionalidades de los no ciudadanos que son detenidos en la frontera terrestre que afecta sus procesos”.
Los funcionarios del DHS señalaron que tienen planes para tres escenarios: para el nivel actual de cruces fronterizos irregulares, para unas 12 mil detenciones y para unas 18 mil, una cantidad impresionante pero que las autoridades dicen es simplemente para estar preparados y no una proyección como tal.
El departamento dijo que creó un Centro de Coordinación de la Frontera Suroeste para responder a cualquier aumento significativo, y que MaryAnn Tierney, directora regional de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, fungirá como directora interina, con un agente de la Patrulla Fronteriza como segundo al mando.
El Gobierno estadounidense se está viendo desafiado por la llegada de migrantes de países que generalmente no enviaban un número tan elevado de personas a Estados Unidos, como Cuba, Nicaragua, Venezuela y Colombia.
Desde marzo de 2020, Estados Unidos ha utilizado una orden de salud pública instaurada para prevenir la propagación del COVID-19 como fundamento para expulsar a migrantes más de 1.7 millones de veces sin darles la oportunidad de solicitar asilo.
Se tiene previsto que esta semana los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades tomen una decisión sobre si prorrogar el Título 42, nombrado así por una ley de salud pública de 1944.
Las tasas de COVID-19 han ido a la baja entre los migrantes que cruzan la frontera, lo que plantea más dudas sobre las bases científicas para dejar en vigor el Título 42. Aunque no existe una tasa global para los migrantes, los resultados de las pruebas realizadas en varios de los principales corredores para el cruce irregular de la frontera indican que está muy por debajo de los niveles que generaron preocupación entre las autoridades estadounidenses.
En California, 54 de dos mil 877 migrantes dieron positivo al virus en las primeras dos semanas de marzo, de acuerdo con el Departamento de Servicios Sociales del estado. Esa es una tasa de apenas 1.9 por ciento, comparada con el punto máximo de 28.2 por ciento registrado el 8 de enero.
En el condado de Pima, en Arizona, el cual incluye Tucson, la tasa de casos positivos de siete días entre los migrantes no superó el 1.3 por ciento a principios de marzo. La tasa de infecciones entre cinco mil 300 migrantes que se realizaron la prueba el mes pasado en el Centro Regional de Salud Fronteriza cerca de Yuma, Arizona, fue de 0.1 por ciento.
McAllen, Texas —la ciudad más grande situada en el corredor para cruces irregulares más transitado–, tiene una tasa más alta entre los migrantes: 11.3 por ciento en la semana que terminó el 16 de marzo, pero ha sido sistemáticamente inferior a la de la población general.