Un nuevo informe ha revelado la crucial contribución de los inmigrantes al sistema hospitalario de Estados Unidos. Según el estudio, el 16% de todo el personal de los hospitales en EE. UU. es inmigrante, una cifra que es aún mayor en algunas especialidades médicas.
Este análisis de KFF, publicado el 17 de junio de 2025, destaca la dependencia significativa de la atención médica estadounidense en trabajadores nacidos en el extranjero, justo en un momento donde las políticas migratorias son tema de debate.
La presencia inmigrante en la salud de EE. UU.
El informe detalla que uno de cada seis empleados en hospitales de EE. UU. nació fuera del país. La distribución de este personal es diversa:
- 17% del personal clínico (médicos, enfermeros, técnicos) son inmigrantes.
- 15% del personal no clínico (limpieza, administración) también lo son.
- Un impresionante 74% de estos trabajadores ya están naturalizados.
- 7 de cada 10 son mujeres.
- La mayoría se identifica como asiáticos (40%), hispanos (22%) o afroamericanos (19%).
Roles esenciales y escasez de personal
Los inmigrantes tienen una participación particularmente alta en roles clave del sector salud. Por ejemplo:
- El 27% de los médicos hospitalarios son inmigrantes. En estados como California y Florida, este porcentaje supera el 30%.
- 22% de los asistentes de enfermería son inmigrantes.
- 16% de los enfermeros registrados son extranjeros.
- Cerca de un tercio (29%) del personal de limpieza y mantenimiento es migrante.
Estos números son especialmente relevantes porque algunas especialidades médicas ya enfrentan escasez de personal, una situación que, según proyecciones, podría agudizarse en los próximos años. La necesidad de cubrir estas vacantes es una realidad creciente para el sistema de salud.
Preocupaciones y consecuencias
El estudio también señala que las preocupaciones sobre las políticas migratorias pueden afectar la salud y el bienestar de los propios inmigrantes con residencia legal. Un porcentaje significativo ha reportado un empeoramiento en su estado de salud, mayor estrés o ansiedad, y dificultades para comer o dormir.
Para el sistema de salud público de Estados Unidos, una posible reducción en la participación de inmigrantes podría tener repercusiones. El informe advierte sobre el riesgo de mayor carga laboral para el personal existente, un posible impacto en la calidad del servicio, aumento de costos y, lo más importante, vacantes sin cubrir que limitarían el acceso a la atención médica para la población.
Este panorama resalta la importancia de la fuerza laboral migrante en mantener en funcionamiento uno de los sistemas de salud más grandes del mundo.