Migrantes de Venezuela, Ecuador y Colombia, integrantes del épico ‘Viacrucis migrante’ que atraviesa desde el sur de México hacia la capital, desafían con firmeza la propuesta del Gobierno mexicano. Rechazan de manera contundente regresar a sus países a cambio de los escasos 110 dólares mensuales ofrecidos como cebo en la lucha contra la migración. Con voz firme, Francelí, un migrante ecuatoriano entre los 3,000 sin papeles que avanzan en la caravana desde el lunes, desafía al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y a las autoridades con una pregunta incisiva: ¿Qué valor tiene realmente 110 dólares? En medio de este peligroso ‘Viacrucis migrante’, Francelí y sus compañeros claman por un apoyo real que les proteja de los riesgos del camino y de los peligros que acechan en cada pueblo. Para ellos, esos 110 dólares de ayuda representan no una solución, sino una afrenta, una humillación que rechazan con determinación.
Entre la desesperación y la indignación, las voces de los migrantes se alzan con fuerza contra la injusticia que enfrentan. Francelí, con determinación, rechaza el trato inhumano y exige un camino distinto: “¿Por qué no nos otorgan un permiso en lugar de este maltrato? No buscamos limosnas, sino la oportunidad de costear nuestro viaje como sea necesario”. Para él y sus compañeros de Honduras, Guatemala, El Salvador, Colombia y Venezuela, regresar a Ecuador no es una opción viable. Mientras Estados Unidos ofrece programas para migrantes, Francelí cuestiona la postura de México al devolver a los migrantes de la frontera norte al sur del país. Un migrante colombiano, sin revelar su identidad, se une al coro de descontento, rechazando el apoyo del Gobierno mexicano y clamando por la libertad de trabajar y avanzar hacia su destino sin trabas. Con contundencia, señala que los 110 dólares son una burla, recordando que en Colombia ganaba el salario mínimo, mucho más que esa suma insuficiente. La escalada de precios bajo el gobierno de Gustavo Petro lo obligó a huir en busca de mejores oportunidades. Yeison Viña Mil, migrante venezolano con experiencia en Colombia, lamenta la falta de consideración del Gobierno colombiano al firmar acuerdos que ignoran a los más necesitados, como los habitantes de barrios y zonas rurales. Su voz se suma al coro de protestas contra la injusticia y la falta de empatía en medio de la crisis migratoria.