En las décadas pasadas, los traficantes de migrantes, conocidos como “polleros” o “coyotes”, surgieron como figuras que ayudaban a pequeños grupos a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos. Sin embargo, con el tiempo, estas células han evolucionado hacia peligrosas redes criminales que extorsionan, secuestran y explotan a aquellos que buscan una vida mejor al otro lado de la frontera.
Orígenes y Evolución del Negocio
Tras el fin del programa Bracero en 1964, los polleros comenzaron a ganar notoriedad en la frontera norte de México. Sin embargo, su función inicial de ayudar a cruzar la frontera se ha transformado en un negocio lucrativo para las organizaciones criminales. A medida que las políticas migratorias de Estados Unidos se volvieron más restrictivas, la demanda de servicios ilegales de estas células creció, convirtiéndolas en actores clave en la migración clandestina.
Alberto Cabezas Talavero, vocero de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU, destaca la preocupación por los migrantes que confían en estos grupos, ya que muchos se topan con organizaciones dedicadas a la trata y el tráfico de personas, exponiéndolos a extorsiones y secuestros.
El Auge del Negocio y sus Implicaciones
En 2003, se estimaba que había alrededor de 120 organizaciones de polleros en México. Sin embargo, informes actuales sugieren que la cifra ha alcanzado las 400, según lo expresado por el senador Manuel Añorve en 2021. El negocio ha experimentado un crecimiento exponencial, generando ingresos que superan los 12,000 millones de dólares anuales, según la organización Insight Crime.
La complejidad del panorama actual radica en la intersección entre la migración, las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos y el ascenso de las organizaciones criminales. La implementación de políticas como los Protocolos de Protección al Migrante ha creado un mercado negro cada vez más lucrativo para los traficantes de personas, que ahora operan como una especie de “caza” en la cima de la cadena alimenticia de corrupción y transgresión.
Las Rutas y los Actores Involucrados
En la actualidad, diversas organizaciones criminales, como el Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas, controlan las rutas de migrantes desde el sur de México hacia la frontera con Estados Unidos. Estas organizaciones, que antes se dedicaban principalmente al tráfico de drogas, han encontrado en la migración ilegal una nueva fuente de ingresos, aprovechando las políticas migratorias restrictivas para extorsionar y secuestrar a los migrantes vulnerables.
El director de Organización de Pueblos sin Fronteras, Irineo Mujica Arzate, señala que los migrantes enfrentan riesgos desde la frontera sur de México hasta la frontera norte, siendo particularmente peligrosos los tramos en Veracruz, San Luis Potosí, Durango y Tamaulipas.
Conclusión
La realidad de las células de tráfico de migrantes ha evolucionado de simples “polleros” a complejas redes criminales que explotan la desesperación de aquellos que buscan una vida mejor. La combinación de políticas migratorias restrictivas y el crecimiento de estas organizaciones ha creado un escenario peligroso para los migrantes, quienes se enfrentan no solo a los riesgos del viaje, sino también a la amenaza constante de extorsión y secuestro por parte de estas redes criminales. En este oscuro panorama, la lucha por una vida mejor se ve empañada por la sombra de la delincuencia organizada.
Con información de El Economista.