Caída de remesas revela vulnerabilidad de mexicanos en EE.UU.

Caída de remesas revela vulnerabilidad de mexicanos en EE.UU.

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La caída de los envíos de remesas hacia México refleja una realidad cada vez más difícil para miles de familias que dependen de los recursos de sus seres queridos en Estados Unidos. Durante el primer semestre de 2025, los montos enviados sumaron aproximadamente 29 576 millones de dólares, lo cual representa una disminución de 5.6 % respecto al mismo periodo del año anterior.

En junio de aquel año, el descenso fue aún más marcado: los envíos sumaron 5 201 millones de dólares, lo que implica una baja interanual de 16.2 %. Esto marca la mayor caída registrada para ese mes en casi una década.

La explicación detrás de esta tendencia va más allá de cifras: muchas personas migrantes enfrentan un entorno laboral y legal complejo en EE.UU., donde el temor a redadas, las condiciones de empleo precarias y el estancamiento de salarios están afectando su capacidad de enviar dinero. Además, la disminución en la frecuencia de las transacciones pone en evidencia que las familias originarias de México reciben menos apoyo económico.

Esto tiene impactos concretos en las comunidades receptoras: el dinero enviado por migrantes no es solo un ingreso más, sino muchas veces la base para cubrir alimentación, salud, educación y otros gastos indispensables. Cuando ese flujo disminuye, hogares enteros quedan vulnerables y la presión sobre las economías locales aumenta.

Vale destacar que más del 99 % de estas remesas se realizan por transferencias electrónicas, lo que evidencia que los canales formales siguen activos, pero no son suficientes para contrarrestar la caída. Muchos migrantes optan por reducir los envíos o posponerlos ante la incertidumbre del entorno migratorio.

Por otro lado, esta tendencia plantea una advertencia para México y sus comunidades: depender tanto de los recursos que vienen del exterior es hoy un riesgo estructural. A medida que la migración se combina con políticas más restrictivas en EE.UU., es urgente pensar en mecanismos complementarios que fortalezcan la resiliencia económica de las familias en origen.

En definitiva, la caída de las remesas no es un fenómeno aislado: es un reflejo de la precariedad de la migración y de lo que está en juego para millones de personas. Si los migrantes no pueden sostener los envíos, las comunidades mexicanas quedarán con menos herramientas para resistir y avanzar.

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