Hoy, 18 de diciembre, conmemoramos con orgullo el Día Internacional del Migrante, una fecha que nos invita a reflexionar sobre las contribuciones esenciales de los migrantes en todo el mundo, así como sobre los desafíos que enfrentan a diario. Este día es una oportunidad para poner de relieve el contexto cada vez más complejo de la migración, que se ve influenciado por factores como los conflictos, los desastres climáticos y las presiones económicas. Millones de personas se ven forzadas a abandonar sus hogares en busca de seguridad y oportunidades en otras partes del mundo.
El último año marcó un hito triste, ya que se registraron niveles sin precedentes de desplazamientos internos que aumentaron las necesidades humanitarias en zonas afectadas por crisis, tanto nuevas como prolongadas. Además, se alcanzó la cifra más alta de muertes de migrantes en tránsito en la historia. No obstante, a pesar de estos retos, también se destacan historias de resiliencia, progreso y esperanza. La migración segura, ordenada y bien gestionada posee un potencial extraordinario, no solo para quienes migran, sino también para las sociedades que los reciben.
Los migrantes desempeñan un papel crucial en las economías de los países de acogida. Son clave en la resolución de la escasez de personal cualificado, en la incentivación de la innovación y el espíritu empresarial, y en el enfrentamiento de los desafíos demográficos en sociedades que envejecen. Además, los migrantes son fundamentales para impulsar el crecimiento económico y para apoyar a sus familias y comunidades en su lugar de origen, contribuyendo al desarrollo de diversas regiones.
Con el fin de maximizar el potencial de la migración y atender las crecientes necesidades humanitarias, la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) ha lanzado su Llamamiento Mundial para 2025, una iniciativa que busca recaudar fondos para apoyar los programas de asistencia en más de 170 países y territorios. El objetivo es ayudar a más de 101 millones de personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
La labor de la OIM se centra en tres objetivos estratégicos clave: en primer lugar, salvar vidas y proteger a las personas en movimiento; en segundo lugar, impulsar soluciones a los desplazamientos; y, finalmente, apoyar vías de migración segura, ordenada y regular. Estos objetivos reflejan el compromiso de la organización para garantizar que la migración sea una experiencia segura y digna para todas las personas, independientemente de su origen.
Para lograr estos objetivos, la OIM se compromete a maximizar la eficiencia en el uso de los recursos, estableciendo alianzas locales y aprovechando los datos para mejorar la planificación y respuesta ante las necesidades cambiantes. Con un enfoque en la cooperación internacional, la OIM continúa su esfuerzo por construir un mundo donde la migración sea no solo segura, sino también provechosa para todas las personas, contribuyendo a la paz y al desarrollo global.