La dura realidad de los migrantes en Ciudad Juárez
Ciudad Juárez se ha convertido en un crucial punto de llegada para migrantes que huyen de la violencia y la pobreza en sus países. Luis Eminelio Castillo, un hondureño, compartió su desgarradora experiencia al llegar en tren junto a su esposa e hijos. “Llegamos en tren a esta ciudad después de escapar de secuestros y robos en nuestro trayecto desde Honduras. Cuatro días después de la victoria de Donald Trump, nos damos cuenta de que todo puede ser en vano,” cuenta Castillo. Esta familia se encuentra en un refugio temporal, donde deben pedir dinero en las calles, dejando al descubierto la lucha diaria por la supervivencia en un entorno hostil.
El miedo a las deportaciones masivas
La incertidumbre se cierne sobre los migrantes, especialmente con el nuevo gobierno de Donald Trump, quien ha prometido deportaciones masivas y un endurecimiento de las políticas migratorias. Luis expresa su angustia por las posibles deportaciones, señalando: “Está mal lo que piensa hacer de deportar a todos. Venimos de Honduras, y necesitamos una oportunidad para quedarnos y trabajar legalmente.” Este sentimiento de desesperanza se vuelve un común denominador entre los migrantes que se encuentran en Ciudad Juárez, donde cada día es un recordatorio de su precariedad.
Los migrantes, en su mayoría, provienen de Centroamérica y sur de América del Sur. “Si ahorita uno se cruza ilegal, te deportan a Tapachula,” dicen otros migrantes venezolanos y colombianos. Al llegar a esta ciudad, tienen la angustiante opción de esperar por una cita en la aplicación CBP One, o arriesgarse a cruzar la frontera de manera ilegal, sabiendo bien las consecuencias que esto podría acarrear.
La historia de violencia en Honduras
La familia de Castillo dejó Honduras debido a la violencia que sufrieron en su país. Nancy Carolina, su esposa, presenta una herida de machete en la espalda, testimonio de la brutalidad que enfrentaron. “No sabemos qué pasará por las leyes y el gobierno en Estados Unidos. Nunca nos escuchan como migrantes,” lamenta Castillo. La elección de Trump ha puesto en alerta a muchos que buscan refugio, ya que su triunfo podría significar el fin de las esperanzas de una vida mejor.
Con la promesa de reactivar el programa Quédate en México y de cerrar CBP One, muchos migrantes sienten que se les ha cerrado la puerta. “Si se elimina la aplicación, cruzaríamos ilegalmente para llegar a Estados Unidos,” asegura un migrante venezolano, evidenciando el desespero que enfrenta la comunidad migrante en la frontera.
La espera angustiosa
Mientras esperan su cita en la aplicación CBP One, que podría programarse para días o semanas, la preocupación sigue en aumento. Muchos migrantes desean completar sus trámites antes de que Trump asuma oficialmente la presidencia en enero de 2025, anhelando establecerse mediante el asilo político, antes de que las amenazas de deportaciones se materialicen.
A pesar de las caravanas de migrantes que avanzan hacia el norte, el flujo migratorio en Juárez se ha mantenido constante, sin mayores incrementos en la llegada de personas. Esto ha llevado a las autoridades locales, como el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar, a preparar refugios y recursos para albergarlos, asegurando que hay espacio suficiente y que la ciudad está lista para enfrentar la situación, aunque siguen pendientes de las decisiones del nuevo gobierno.
En Ciudad Juárez, la combinación de esperanza y desesperación es palpable entre los migrantes. Las decisiones políticas de Estados Unidos dependen en gran medida de la próxima administración, pero la lucha de muchas familias como la de Luis Eminelio Castillo continúa. Las políticas migratorias que se implementen tendrán un impacto directo en las vidas de miles, y la voz de los migrantes necesita ser escuchada. La incertidumbre persiste, pero la necesidad de encontrar un hogar seguro no cesa, llevando a muchos a arriesgarlo todo. La pregunta que se hacen todos ellos sigue siendo la misma: ¿será este el lugar donde finalmente podrán hallar paz?