El domingo 5 de mayo, el Tribunal Electoral de Panamá declaró como presidente electo al derechista José Raúl Mulino, quien hizo de cerrar la frontera con Colombia, en la peligrosa selva del Darién, una de sus principales promesas de campaña.
“Vamos a cerrar Darién y vamos a repatriar a todas estas personas como corresponde, respetando los derechos humanos”, afirmó Mulino durante una de sus apariciones públicas. El presidente electo aseguró que puede manejar la crisis migratoria en la región, pues tiene experiencia previa enfrentando a las FARC cuando fue ministro de Seguridad en 2010, bajo el gobierno de Ricardo Martinelli, quien también lo apoyó en estas elecciones.
Un Cruce Mortal
La selva del Darién, que separa a Panamá de Colombia, es una de las zonas más peligrosas del mundo para los migrantes que buscan llegar a América del Norte. Según datos de las autoridades panameñas, hasta febrero de este año 68.400 migrantes cruzaron ilegalmente esta región, un aumento del 33% en comparación con el mismo periodo de 2023.
Durante este peligroso trayecto, los migrantes se enfrentan a múltiples amenazas: ataques de animales salvajes como jaguares, serpientes y caimanes; la presencia de grupos armados y cárteles de drogas que los secuestran, extorsionan y agreden; y el riesgo de violaciones y otras formas de violencia sexual. Estas condiciones convierten al Darién en una de las rutas migratorias más mortales del mundo, donde muchos pierden la vida o sufren graves consecuencias físicas y psicológicas.
Una Promesa Peligrosa
Ante este panorama, la propuesta de Mulino de “cerrar el Darién” a sangre y fuego representa un grave riesgo para la vida y los derechos de los migrantes que buscan cruzar esta frontera. Su experiencia previa enfrentando a las FARC no es garantía de que pueda manejar de forma segura y respetuosa una crisis migratoria de tal magnitud.
El cierre de esta peligrosa ruta podría empujar a los migrantes a tomar rutas aún más arriesgadas, exponiéndolos a mayores peligros. Además, la retórica agresiva de Mulino y su cuestionado apoyo del exmandatario Ricardo Martinelli, condenado por lavado de activos, generan serias dudas sobre su compromiso real con los derechos humanos.
La promesa de Mulino de “cerrar el Darién” representa una amenaza letal para los miles de migrantes que cruzan esta frontera en busca de un futuro mejor. Su elección como presidente de Panamá siembra un sombrío panorama para quienes se aventuran por esta peligrosa ruta.