Desafíos de salud en la migración.
En la Ciudad de México, se han establecido varios campamentos migrantes en distintas zonas, donde numerosas personas enfrentan condiciones precarias. Entre ellos, se encuentran mujeres embarazadas que buscan ingresar a Estados Unidos antes de que sus hijos nazcan. Una de ellas es Sarahí, una joven de solo 20 años y siete meses de embarazo, originaria de Honduras. Su mayor deseo es que su bebé llegue al mundo en territorio estadounidense, aunque teme que los tiempos del trámite de asilo no jueguen a su favor.
Sarahí menciona que, si su hijo nace en EE.UU., podrá obtener documentación que le garantizará un futuro más seguro. Ella es parte de un campamento ubicado cerca de la Iglesia Nuestra Señora de la Soledad, en la alcaldía Venustiano Carranza, donde cerca de 500 migrantes provenientes de Venezuela, Haití, Honduras, Colombia, Guatemala y diversas regiones de África se encuentran aguardando respuestas sobre su solicitud de ingreso regular a EE.UU. a través de la plataforma CBP One.
La migración de mujeres embarazadas presenta desafíos adicionales, tanto sociales como de salud. Tomás Milton Muñoz, especialista en migración de la UNAM, indica que estas mujeres esperan que, al dar a luz en EE.UU., sus hijos obtengan la ciudadanía estadounidense. Sin embargo, la realidad es que muchas migrantes carecen de acceso a métodos anticonceptivos, lo que las coloca en una situación de vulnerabilidad durante su viaje. Mariana Aparicio Ramírez, coordinadora del Observatorio Binacional México-EUA de la UNAM, señala que esto se debe a la falta de acceso a servicios de salud y a la naturaleza incierta de sus relaciones durante la travesía.
Historias de esperanza y perseverancia.
En otro asentamiento migrante en la alcaldía Gustavo A. Madero, cerca de la estación de Autobuses del Norte, también hay mujeres embarazadas. Lina, una mujer colombiana, comparte su experiencia: durante su trayecto, fue secuestrada y liberada al pagar un rescate. Los peligros del camino han repercutido en su salud y la de su bebé. Su mayor temor es que, al obtener una cita para ingresar a EE.UU., su hijo no sea recibido si nace antes de cruzar la frontera.
En la misma alcaldía, en la colonia Vallejo, un grupo de aproximadamente 300 migrantes ha formado un campamento irregular junto a las vías del tren. Entre ellos se encuentra Gisbeidi, de 20 años y tres meses de embarazo, quien sueña con encontrar un empleo que le permita ayudar a su familia en Venezuela. La historia de estas mujeres refleja la lucha diaria de misiones por un futuro mejor, a pesar de los grandes obstáculos que enfrentan.
El drama de las mujeres migrantes en México es un recordatorio contundente de las políticas migratorias y la necesidad de un enfoque humanitario que contemple sus circunstancias especiales. Cada historia, como la de Sarahí, Lina y Gisbeidi, resalta la esperanza de un nuevo comienzo y un mejor futuro para sus hijos.
La situación de los campamentos migrantes en la Ciudad de México pone de manifiesto la urgencia de abordar las raíces de la migración y asegurar que no solo se les brinden documentos, sino también salud, seguridad y dignidad. Mientras el debate sobre la migración continúa, estas mujeres seguirán luchando por sus sueños y el bienestar de sus familias.
