“Una y miles”: un corto animado que alerta sobre la violencia extrema contra las mujeres migrantes.

“Una y miles”: un corto animado que alerta sobre la violencia extrema contra las mujeres migrantes.

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La ruta migratoria se ha convertido en un escenario de violencia normalizada para las mujeres, sin importar su origen o condición. Estas valientes mujeres, que dejan atrás condiciones de vida insoportables, huyen de amenazas constantes a su vida.

La Resiliencia de las Mujeres Migrantes: Una Llamada de Atención

En un contexto donde miles de mujeres enfrentan la violencia en su camino hacia Estados Unidos, una mujer con 37 semanas de embarazo compartió su impactante historia. En el Centro de Atención Integral (CAI) de la Ciudad de México, este espacio dedicado a víctimas de violencia extrema y tortura, la mujer recordó cómo, a pesar de su estado, le dijeron: “¿Crees que por estar embarazada te salvas? Pues no, niña”. Su testimonio resuena con la terrible realidad que comparten muchas mujeres migrantes, quienes inician su trayecto en búsqueda de una vida mejor, pero se enfrentan a la desbordada violencia de género.

Una Rutina de Violencia Normalizada

La ruta migratoria se ha convertido en un escenario de violencia normalizada para las mujeres, sin importar su origen o condición. Estas valientes mujeres, que dejan atrás condiciones de vida insoportables, huyen de amenazas constantes a su vida. A través del corto documental animado “Una y miles”, presentado junto a 13 artistas mexicanas, se desea visibilizar las historias de resiliencia en el CAI. Este documental destaca episodios de violencia individual, como el secuestro y la extorsión, situaciones que afectan a muchas migrantes que buscan un futuro más seguro.

Este documental busca destacar cómo las mujeres latinoamericanas migran cada vez más de forma independiente o como responsables de sus familias. Ellas enfrentan riesgos no solo por migrar en estas condiciones, sino también por su género.

La migración de mujeres latinoamericanas, muchas de ellas embarazadas o acompañadas de niños, ha aumentado en los últimos años. Este cambio ha elevado la violencia que enfrentan, y el CAI se convierte en un refugio para ellas durante su difícil travesía. “Queremos hacer un llamado a la acción y a la empatía por las mujeres que actualmente se encuentran en la ruta”, expresó Ramón Márquez, coordinador del proyecto del CAI, advirtiendo sobre el empeoramiento de las condiciones en las que migran estas mujeres.

Desafíos en la Atención

Desde enero hasta agosto de 2024, se han registrado 744 consultas relacionadas con violencia sexual, con el 93% siendo mujeres de todas las edades. La situación se complica por la reticencia de las víctimas a acercarse a las autoridades de salud o seguridad, debido al temor que tienen de ser detenidas o devueltas. Además, los puntos de control se han convertido en lugares donde la violencia sexual se normaliza, con reportes alarmantes de sobrevivientes que sufren agresiones a mano de las fuerzas de seguridad o grupos del crimen organizado.

Este contexto ha llevado al CAI a establecer un enfoque interdisciplinario, integrando medicina, psicología, y terapia ocupacional. Esto se hace necesario ante la falta de acceso a servicios de salud integral, un pilar fundamental en la atención a quienes han sufrido violencia, especialmente violencia sexual. “La violencia en cualquiera de sus formas deja rastros en la memoria corporal a largo plazo”, enfatiza Márquez, quien aclara que es vital abordar tanto el aspecto físico como el impacto en la salud mental de las supervivientes.

Las exigencias para ofrecer estos servicios se ven exacerbadas por la criminalización de la migración. Muchos sobrevivientes no pueden recibir atención médica o psicológica adecuada debido a la falta de recursos y al miedo a ser denunciados. Las inspecciones de seguridad se han vuelto cotidianas, sometiendo a las mujeres a situaciones humillantes y sin su consentimiento.

Un Homenaje a la Resiliencia

A pesar de estas terribles realidades, el CAI se esfuerza por responder a las necesidades específicas de estas mujeres. Esto incluye consultar sobre violencia sexual y ofrecer programas de apoyo terapéutico para ayudar a recuperar su funcionalidad, confianza y autonomía. En este contexto, historias como la de Rosaura, una mujer venezolana que fue víctima de abuso sexual, evidencian la magnitud del problema y la urgencia de atención inmediata para las sobrevivientes.

El documental “Una y miles” no solo se presenta como un homenaje a la resiliencia de las mujeres migrantes, sino también como una convocatoria para que todos tomemos conciencia y apoyemos a quienes enfrentan esta dura realidad. La lucha contra la violencia hacia las mujeres migrantes debe ser un compromiso colectivo, asegurando que nunca más caminen solas. “Todos podemos contribuir para luchar contra todos los

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