Estados Unidos ha lanzado un programa especial para los aficionados con boletos para la Copa Mundial de Fútbol 2026: les dará prioridad al tramitar sus citas de visa. La medida, llamada FIFA PASS, tiene como objetivo acelerar el proceso consular para millones de fans que planean viajar al país durante el torneo, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá.
Aunque esta “cita exprés” les dará una entrevista más rápida, las autoridades han aclarado que tener un boleto no garantiza la visa ni la entrada al país. El secretario de Estado estadounidense advirtió que se seguirá aplicando el mismo proceso de evaluación de seguridad para todos; la única diferencia es que los poseedores de entradas avanzan en la fila para su cita consular.
Para atender la masiva demanda que se espera, Estados Unidos ha desplegado centenares de oficiales consulares adicionales en diversos países. Esto busca reducir los tiempos de espera para entrevistas consulares, que en algunos lugares superaban los meses. Así, la prioridad para los fanáticos no se da a costa de relajar los controles migratorios.
El anuncio también refleja una apuesta económica: el Mundial 2026 podría generar decenas de miles de empleos y miles de millones de dólares en ingresos, según estimaciones compartidas por los organizadores del evento. Es un movimiento estratégico para combinar turismo, migración y desarrollo económico, sobre todo en las ciudades sede de los partidos.
Pero no todos pueden beneficiarse por igual. Hay restricciones: algunos países siguen bajo prohibiciones de viaje, por lo que sus ciudadanos podrían no tener acceso a este sistema prioritario, incluso si compraron boletos. Además, aquellos que ya están en programas con exención de visa no obtendrán ventaja extra, porque no dependen de entrevistas consulares.
Desde la perspectiva migratoria, esta iniciativa abre un debate interesante: por un lado facilita el ingreso temporal de visitantes muy puntuales, pero por otro, ejemplifica cómo las políticas migratorias también se ajustan para eventos globales y económicos. No es una puerta abierta para todos, sino un carril preferente para un grupo específico.
En definitiva, el FIFA PASS podría facilitar el sueño de millones de aficionados que quieren vivir el Mundial en Estados Unidos, pero no elimina los riesgos ni las barreras migratorias. Tener un boleto puede acelerar una cita, pero no garantiza una visa ni la entrada al país, lo que deja claro que, para muchos, la ilusión aún dependerá de la evaluación consular.












