Los cadáveres de migrantes sin identificar se acumulan en el sur de Arizona, mientras que los cruces ilegales aumentan.
El recorrido de muchos migrantes en busca de una vida mejor termina en un congelador en la morgue de Tucson, en Arizona. En la sala forense del condado de Pima se acumulan cuerpos sin identificar desde el año 2000 de personas que fallecieron al intentar cruzar la frontera.
A pesar de los esfuerzos por identificar los cadáveres recuperados en el desierto, la gran mayoría termina en columbarios anónimos del cementerio del condado, mientras que sus pertenencias son almacenadas en bolsas herméticas, en espera de arrojar luz sobre la identidad de sus dueños.
En el sur de Arizona, donde las condiciones climáticas son extremas, las detenciones de migrantes siguen en aumento. Para intentar reducir las muertes, se han instalado botones de ayuda en el desierto de Sonora, donde los migrantes pueden pedir ayuda a la Patrulla Fronteriza, aún si ello conduce a su detención.