WASHINGTON.— En un inesperado giro, Donald Trump reconoció públicamente que los trabajadores migrantes que está expulsando de Estados Unidos son, en muchos casos, “difíciles de reemplazar”, especialmente en sectores clave como la agricultura, donde, según el expresidente, “la gente de las ciudades no hace ese trabajo”.
“Lo hemos intentado. No lo hacen. Estas personas lo hacen de forma natural”, declaró en entrevista con la cadena CNBC, dejando entrever que, a pesar de su retórica antiinmigrante, sabe que sin migrantes muchos sectores productivos se paralizan.
Trump justificó las deportaciones afirmando que su administración está enfocada en sacar a “criminales”, pero también admitió que está en conversaciones con agricultores para evitar un colapso en el campo estadounidense. “No vamos a hacer nada que los perjudique”, aseguró.
¿Se abre la puerta al regreso legal de migrantes?
En medio de las críticas por el bajo crecimiento del empleo (solo 73 mil nuevos puestos según el informe más reciente) Trump sugirió que algunos de los migrantes expulsados podrían volver de forma legal.
“Los estamos enviando de vuelta con un permiso para que puedan regresar legalmente”, afirmó. Según explicó, se trataría de un proceso en el que las personas deportadas podrían estudiar, capacitarse y después volver a EE.UU. con autorización. “Son cosas difíciles y complejas, pero que están funcionando”, insistió.
Este no es el primer momento en que Trump reconoce que su política migratoria podría estar afectando a sectores como la agricultura, hotelería y entretenimiento. Ya en junio había adelantado ajustes para no dejar a estos rubros sin mano de obra.
Migrantes, pieza clave en la economía… incluso para Trump
El informe de empleo de julio refleja una caída de 1.7 millones de empleos ocupados por extranjeros desde marzo, una cifra que ha generado alarma en sectores que dependen de la fuerza laboral migrante. Aunque Trump ha criticado los resultados del informe, los datos muestran el peso real que los migrantes tienen en la economía estadounidense.
Mientras sigue promoviendo su política de deportaciones, el expresidente parece admitir, aunque a cuentagotas, que Estados Unidos no puede funcionar sin migrantes. Y que, incluso desde su visión, podrían ser “bienvenidos”… si regresan por la puerta que él quiere abrir.