Actualmente hay más de 120 mil migrantes varados en Tapachula, Chiapas, una cuarta parte del total de la población de ese municipio y la mayoría son originarios de Haití.
Ante esto, la infraestructura del municipio no está preparada para brindarles la protección necesaria, aseveró Pascual Necochea Valdez, presidente de Coparmex Costa de Chiapas, reconoció que también son insuficientes las cuestiones sanitarias y económicas, por lo que estos migrantes vienen a México a sufrir hambre y sed.
El representante patronal mencionó que el organismo que representa, como sociedad civil organizada ha buscado alternativas para resolver esta situación y llamó a las autoridades a tomar acciones junto a los niveles de gobierno Federal, Estatal y Municipal, para que pronto se resuelva la situación de los migrantes porque ellos están dispuestos a proporcionarles un empleo a fin de que esto traiga beneficios para la población total de Tapachula y por ahora, aunque se les quiera integrar al comercio formal, los empresarios están atados de manos, refirió Pascual.
“SABEMOS QUE NADIE EMIGRA POR GUSTO PROPIO, LA SITUACIÓN EN SU PAÍS DE ORIGEN ES VERDADERAMENTE DEPLORABLE,” LAMENTÓ.
Mientras tanto, los migrantes, en su mayoría haitianos, buscan apoyo de las autoridades migratorias.
En la larga fila que forman los migrantes afuera de las oficinas de la Comisión Mexicana de Atención a Refugiados (Comar) en Tapachula, Chiapas, para solicitar el libre tránsito por la república mexicana, se percibe angustia y desesperación. Familias completas fastidiadas por el calor y la multitud, madres solteras amamantando a sus bebés mientras esperan su turno, hombres y mujeres que no vienen con más que la “bendición de Dios”. Todos comparten la urgencia de que su petición sea aceptada.
Cada día antes de las 07:00 horas, migrantes que cruzaron por la frontera Sur de México con Guatemala, comienzan a llegar para pasar la mañana formados en una cola de casi medio kilómetro que rodea la manzana. Avanza de poco en poco y con suerte son atendidos el mismo día. Aunque la angustia emerge de situaciones distintas, la pregunta que se hacen es la misma: ¿de qué van a vivir mientras les otorgan el refugio? Volver a su país no es opción, mucho menos a aquel sin presidente y devastado recientemente por un desastre natural.
Para que un extranjero pueda trabajar en México, debe contar con el documento migratorio FM3, el cual se otorga luego de varios trámites que requieren cita. A Nazurin Vernat se lo hubieran otorgado ayer de no ser porque el día anterior olvidó todos sus documentos en un taxi de Tapachula.
Si no se cuenta con este papel, las autoridades pueden decomisar todo material que para subsistir comercian los indocumentados; aun así y advertidos por los Inspectores Municipales de Servicios Públicos, ofrecen botellas de agua, comida y cubrebocas a fin de ganar unos pesos que les permitan pagar el cuarto que alquilan con otras cinco o seis personas para aligerar el gasto.
Otra familia se encontraba en la fila aún sabiendo que su cita no era ayer, sino para la segunda semana de octubre. Presionados por la urgencia de trabajar, esperaban que al menos les recibieran la solicitud. De aquí a esa fecha, lo que sea que hagan para ganar dinero que pague tanto la comida, la leche y los pañales de los dos niños pequeños que los acompañan, como el alquiler de la casa que al mes les cuesta nueve mil pesos, será ilícito.
Y es lo que hacen todos aquellos que quieren llegar a Estados Unidos sin riesgo de ser devueltos por el Instituto Nacional de Migración: quedarse en Tapachula hasta tener la resolución de Comar para gozar de las Garantías Individuales que establece la Constitución Mexicana y seguir con esta protección rumbo a la frontera norte.
El número de personas que arribaron desde Haití a México con esta intención aumentó desenfrenadamente en el último mes, tan solo el pasado 14 de julio llegaron a solicitar la condición de refugiado más de dos mil, informó Andrés Ramírez Silva, titular de Comar. Tal es el número de personas en esta situación desde 2018, que el tramo de la Décima calle norte del centro de Tapachula entre las calles Primera y Tercera Poniente, se encuentra repleto de comercio informal a causa de estos individuos.
Los locatarios bromean con el nombre de este espacio, ya que mientras en la capital Tuxtla Gutiérrez es famoso el Mercado de Ancianos, a Tapachula lo caracteriza el llamado Mercado de Haitianos, pues la comida que se vende, la música que se escucha y las actividades lucrativas que desempeñan honestamente, tienen todo que ver con la cultura de su país. Prácticamente rehicieron su comunidad en México, casi no se perciben mexicanos en esta zona.
Los haitianos acusan que no se asentaron en Tapachula por gusto, sino por la necesidad de generar ingresos mientras se les otorga el FM3, ya que pueden transcurrir hasta 5 meses para que les dé el documento, por ello, llaman al gobierno Federal a agilizar los trámites de refugio.
“MUCHA GENTE QUE VIENE ACÁ NO VIENE A QUEDARSE, VIENE A PASAR NA’MÁS. NECESITO UN FAVOR, QUE DEJE PASAR A LOS HAITIANOS, QUE DEJE PASAR A TODOS LOS MIGRANTES QUE LLEGAN”, PIDEN CON EL POCO ESPAÑOL QUE SABEN HABLAR.