En las últimas semanas, se ha observado un preocupante aumento en el número de menores y adolescentes en situación de movilidad que llegan a la ciudad de Juárez. Según información proporcionada por Cecilia Andrade, representante de la Zona Norte del DIF Estatal, semanalmente se registran entre 32 y 35 menores que ingresan a las instalaciones del DIF en la ciudad, sumando un total de 70 menores que son alojados en la Casa del Menor Migrante y en el Centro Integral de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes Migrantes “Nohemí Álvarez Quillay”, ubicados en Juárez.
Estos menores, que incluyen tanto a extranjeros como a connacionales, reciben una atención integral en dichos centros. Andrade destacó que el enfoque principal es garantizar el bienestar físico y emocional de los menores, con especial atención a la condición de sus pies, ya que muchos llegan con lesiones severas debido a los largos trayectos que han recorrido a pie. “Es impresionante ver el estado en que llegan. Sus pies, en particular, están muy lastimados por las largas distancias que han tenido que recorrer para encontrar a sus familias”, explicó la funcionaria.
Además de la atención médica, los menores reciben apoyo en su desarrollo emocional y educativo a través de actividades lúdicas y formativas. “Nos aseguramos de que los menores no solo reciban cuidados médicos, sino que también se les proporcione un ambiente seguro y estimulante durante su estancia”, comentó Andrade.
Uno de los mayores retos que enfrenta el DIF Estatal es la reunificación de los menores con sus familias. Para aquellos que son extranjeros, se establece un vínculo con los consulados correspondientes para facilitar su regreso a casa. En el caso de los menores nacionales, se trabaja en coordinación con los municipios de origen para localizar a sus familiares. “Hacemos todo lo posible para que los menores regresen con sus familias lo más pronto posible. Es un proceso que requiere comprobar el parentesco a través de documentación oficial, como actas de nacimiento y credenciales de identificación”, añadió Andrade.
El DIF estatal subraya que el tiempo máximo que los menores pasan en estos centros no excede los tres meses. Durante este período, se realiza una intensa labor de búsqueda y coordinación para asegurar que cada menor sea reunido con su familia lo antes posible.
La situación de los menores migrantes en Juárez refleja una realidad compleja y desafiante, que requiere de una atención coordinada y efectiva por parte de las autoridades. El incremento en el número de menores en situación de movilidad pone de manifiesto la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección y apoyo a este grupo vulnerable, asegurando que reciban el cuidado y la atención que merecen durante su tránsito hacia un futuro más seguro y estable.
