Migrantes mexicanos detenidos en el centro conocido como “Alcatraz de los Caimanes”, en los Everglades de Florida, han denunciado malas condiciones de alimentación, higiene y trato por parte del personal. Las quejas fueron documentadas por el gobierno de México y han despertado preocupación entre familiares y organizaciones de apoyo.
El centro de detención ha estado en el ojo público luego de que una jueza federal ordenara su desmantelamiento en un plazo de 60 días, tras confirmarse violaciones ambientales en su construcción. Pese a ello, cerca de 78 mexicanos permanecen en el lugar, sumando ya 118 connacionales que han pasado por esas instalaciones.
Las denuncias apuntan a problemas graves: acceso limitado a agua potable y alimentos, exposición al clima extremo, retrasos en procesos legales, hacinamiento, falta de atención médica y deficiencias en higiene. Estas condiciones agravan la vulnerabilidad de los migrantes que esperan respuesta a su situación migratoria.
Ante este panorama, los consulados mexicanos han intervenido entregando ropa, productos de aseo y apoyo legal, además de ofrecer la opción de repatriación voluntaria a quienes así lo soliciten. Sin embargo, las gestiones diplomáticas no eliminan el impacto emocional y físico de quienes siguen retenidos.
El caso refleja los riesgos de la migración irregular y las consecuencias de quedar bajo detención en condiciones adversas. Las personas que cruzan sin documentos no solo enfrentan a traficantes o extorsionadores en el camino, también corren el riesgo de perder sus derechos básicos al quedar bajo custodia.
