En México la violencia que provoca el crimen organizado, la trata de personas y otras amenazas que se viven en diferentes estados han conducido a miles de personas a aventurarse a cruzar la frontera de manera irregular
El flujo migratorio mexicano es uno de los más grandes del mundo, tan sólo entre 2015 y 2020 casi un millón de personas salieron de México para ir a vivir a otros países, buscando especialmente llegar a los Estados Unidos, donde se estima que viven más de 30 millones de mexicanos, de los cuales al menos 7 millones son ilegales. Este constante movimiento ha motivado discusiones y diferentes iniciativas políticas, además de un fuerte impacto en las sociedades y gobiernos.
El sueño americano que los migrantes de diferentes países aspiran alcanzar tiene su origen en diferentes problemas sociales y de estructura que en todos los casos está ligado a la pobreza, la marginación, la violencia, la corrupción, entre otros factores. En México la violencia que provoca el crimen organizado, la trata de personas y otras amenazas que se viven en diferentes estados han conducido a miles de personas a aventurarse a cruzar la frontera de manera irregular, decisión que muchas veces tiene consecuencias fatales.
Según información que proporciona el Informe de Desplazamiento Interno, Migración y Retorno de la Frontera Norte de México, realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en México el número de personas que huyeron hacia los Estados Unidos concentró el 25% dentro de cinco estados: Michoacán, Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Baja California, lugares que presentan altos niveles de violencia, presencia de violencia organizada y un alto índice de homicidios dolosos.
“Nos decían que iban a matar a mi hijo, muchísimas cosas, entonces yo salí traumada, me da miedo que un carro se pare, me da miedo cualquier cosa, por eso yo quiero cruzar ya”
La esperanza de una mejor vida que impulsó a miles de migrantes a llegar a la frontera se convierte muchas veces en un temor constante, causado por las decenas de noticias trágicas de las que ellos mismos son testigos todos los días, ejemplo de ello, es el caso de los 20 días que un grupo de migrantes pasó secuestrado a principios del mes de julio.
Estefanía, una de las personas que estuvo secuestrada contó su experiencia: “Nos decían que iban a matar a mi hijo, muchísimas cosas, entonces yo salí traumada, me da miedo que un carro se pare, me da miedo cualquier cosa, por eso yo quiero cruzar ya”. Ahora, duerme junto a su familia junto a centenares de migrantes en un parque que durante las últimas tres semanas ha superado los 40 grados de temperatura.
Los testimonios que presentan los migrantes son desgarradores, la mayoría de ellos sufrió algún abuso, accidente o fue víctima de algún delito en algún punto de su trayecto. Algunos de ellos sufrieron heridas de gravedad, otros se separaron para siempre de sus familiares y algunos más perdieron la vida ahogados, en un accidente de tránsito o víctimas de los inescrupulosos Coyotes a quienes los viajeros pagaron grandes sumas de dinero sólo para ser abandonados en el camino.
Ningún migrante quiere seguir arriesgando su vida y su dinero entregándolos a criminales que no ofrecen un cruce seguro. Al final, muchos optan por intentar entrar a los Estados Unidos de manera legal, hacer una cita recurriendo al CBP One o el Programa de Movilidad Segura, que les permite exponer su caso en espera de obtener una visa humanitaria.
