El aterrador viaje de los migrantes a México
Los migrantes que intentan cruzar a México enfrentan un viaje lleno de peligros y extorsiones. Al llegar al río Suchiate, que marca la frontera con Guatemala, muchos son recibidos por una cruda realidad: son llevados a un lugar conocido como “el gallinero” donde son secuestrados. Este sitio, un gran cuarto enrejado, se ha vuelto el primer hogar para aquellos que buscan una nueva vida, y allí permanecen hasta que logran pagar un derecho de paso a los cárteles que controlan la zona. Una vez que los migrantes consiguen el dinero, son marcados con un sello que les permite cruzar a México, pero el camino hacia su destino es complicado y peligroso.
A pesar de que la llegada de migrantes a la frontera de los Estados Unidos ha disminuido drásticamente desde agosto de 2020, el flujo de extranjeros hacia México continúa. La administración de Joe Biden atribuye esta disminución a la expansión de las vías legales para migrar y a las medidas de contención implementadas por el gobierno mexicano. Sin embargo, el control en la frontera no está en manos de la autoridad, sino de los cárteles que operan en el área. Según informes, muchos migrantes llegan a pagar al menos 100 dólares para evitar el secuestro inmediato al cruzar a México.
De enero a agosto de este año, el Instituto Nacional de Migración (INM) interceptó a más de 150,000 migrantes en la frontera sur, pero esta cifra solo refleja una parte de los nuevos arribos. La realidad es que los cárteles están a cargo, marcando y decidiendo quién puede avanzar hacia el norte. La experiencia de aquellos que cruzan ha sido narrada por diversas familias de diferentes nacionalidades, quienes han denunciado una serie de abusos y extorsiones.
Recientemente, un grupo de migrantes hondureños, que busca llegar a Tapachula, ha compartido su experiencia aterradora. En su camino, enfrentaron la intimidación de hombres en motocicletas que les advirtieron que no podían continuar. Al llegar al parque central, fueron abordados por individuos que ofrecen sus servicios como guías, así como la venta de chips de teléfono. El miedo entre los migrantes es palpable, ya que son conscientes de que cada paso que dan los puede llevar a situaciones de peligro.
La Migración Venezolana en Aumento: Un Reto para la Comunidad Internacional
Los testimonios de migrantes liberados revelan la magnitud del problema. Una mujer venezolana liberada recientemente relató que había más de 500 personas en un lugar de secuestro, donde los que no podían pagar se quedaban atrapados, mientras que los que acumulaban el dinero eran dejados ir. Este tipo de extorsiones se agravan con la violencia que ha crecido en el estado de Chiapas, donde diversos cárteles de la droga se enfrentan en una guerra por el control de los tráficos ilegales, el de migrantes siendo uno de los más lucrativos.
Las organizaciones de derechos humanos se sienten cada vez más intimidantes. En este contexto, se han registrado recientes asesinatos de defensores de derechos humanos que denunciaban la impunidad de la delincuencia. Sin embargo, las autoridades siguen minimizando el problema, y las políticas del gobierno federal continúan favoreciendo el desplazamiento de migrantes hacia el sur, dejándolos vulnerables a nuevas extorsiones y secuestros.
A pesar de las promesas de mejorar la situación para los migrantes, las cifras de personas trasladas de manera segura son alarmantemente bajas. A finales de agosto, el gobierno mexicano anunció la creación de corredores de “movilidad segura”, pero los resultados han sido insuficientes, ya que solo unas pocas centenas de migrantes han podido ser trasladados. Las tensiones aumentan a medida que se aproximan las elecciones en Estados Unidos, y muchos migrantes están preocupados por posibles cambios en las políticas migratorias.
En la carrera contrarreloj por conseguir un lugar seguro, migrantes como Jeyson Uqueli, de Honduras, están haciendo su esfuerzo por alcanzar su objetivo antes de las elecciones. El camino es incierto y lleno de peligros, y muchos se enfrentan al dilema de cómo cruzar la frontera y obtener permisos para viajar hacia el norte. La angustia por las posibles deportaciones y el futuro incierto son una carga adicional en su ya difícil travesía.
La situación para los migrantes en su camino hacia Estados Unidos es cada vez más crítica.