Este mes arrancó operaciones en Fort Bliss (El Paso, Texas) el nuevo centro de detención migratorio denominado Camp East Montana, con capacidad inicial para 1,000 personas, pero con planes de expandirse hasta 5,000 camas en las próximas semanas. Esta instalación, administrada por ICE y construida bajo millonario contrato del Departamento de Defensa, podría convertirse en el centro federal más grande de su tipo en Estados Unidos.
Aunque las autoridades justifican su apertura como una medida para aliviar el hacinamiento en otras instalaciones y agilizar procesos migratorios, el traslado de un gran número de personas a una base militar también genera preocupación. Existen preguntas urgentes sobre la disponibilidad de atención legal, condiciones de vida y acceso médico en un entorno tan especializado.
Para migrantes que consideran viajar de forma irregular, esta noticia representa una clara advertencia sobre lo que les espera en caso de ser detenidos. Pasar por vías irregulares implica riesgos reales: posibles detenciones prolongadas, condiciones inciertas en centros de alta seguridad y dificultades para acceder a defensa legal o apoyo humanitario.
Así, se refuerza la urgencia de optar por alternativas legales, como visas temporales de trabajo o refugio, así como organizaciones que ofrecen orientación para regularizar su situación de forma segura y efectiva. Intentar cruzar sin documentos ya no solo es más peligroso, sino también más costoso en términos de bienestar y derechos.
La apertura de este centro en El Paso subraya la necesidad de buscar formas de migración legales y seguras, lejos de rutas que pueden desembocar en procesos de larga duración, aislamiento o condiciones que ponen en peligro la integridad física y emocional.
