La Migración en Nuevo León: Un Giro Hacia el “Sueño Mexicano”

La Migración en Nuevo León: Un Giro Hacia el “Sueño Mexicano”

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El número de personas en situación migratoria irregular en Nuevo León ha experimentado una disminución asombrosa del 86% durante los primeros cuatro meses de este año. Según el Boletín Mensual de Políticas Migratorias de la Unidad de Política Migratoria del Gobierno Federal, entre enero y abril se registraron solo 1,070 eventos migratorios en la entidad, en comparación con los 7,709 del mismo periodo del año pasado. Esto representa apenas el 0.98% del total nacional, una notable caída respecto al 1.65% que concentraba el estado en 2024.

Pese a esta reducción, Nuevo León se mantiene como el cuarto estado fronterizo con mayor número de migrantes detectados a nivel nacional, por detrás de Baja California, Chihuahua y Tamaulipas. Los municipios de Galeana, Apodaca y Guadalupe son los que registran la mayor concentración de migrantes, con predominancia de nacionalidades como la hondureña y venezolana. Sorprendentemente, ocho de cada diez migrantes optaron por solicitar el retorno asistido a sus países de origen, lo que indica un cambio significativo en la dinámica migratoria.

Este cambio ha coincidido con el relevo en la presidencia de Estados Unidos. A medida que las políticas migratorias en EE.UU. se endurecen, muchos migrantes han comenzado a optar por establecerse en México. Arturo Rodríguez, director de la asociación civil Nuevo Corazón que ofrece apoyo a migrantes en Monterrey, mencionó que “han cambiado el sueño americano por el sueño mexicano”.

Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense, cruzar la frontera se volvió un desafío casi insuperable. Como explica Rodríguez, el costo para cruzar ha crecido significativamente, pasando de mil 500 a cinco mil dólares, sin garantías de éxito. La voz se corre rápidamente entre los migrantes: “no te vengas, no se va a poder pasar”, llevando a muchos a quedarse en Monterrey.

Además del contexto migratorio, el entorno laboral en Nuevo León ha influido en esta decisión. La alta oferta de empleo en la región ha llevado a diversas empresas a contratar a migrantes, ya sea con o sin documentos. “El gobierno ha estado laxo en eso de entregarles algún documento oficial para que puedan trabajar”, apunta Rodríguez.

La labor de Nuevo Corazón también se ha visto impactada. Según Rodríguez, “antes atendíamos entre 60 y 80 personas al día; ahora entre 20 y 40. Además, la mayoría ahora son mexicanos, provenientes de estados como Oaxaca o Chiapas, donde las oportunidades laborales son escasas”. Esta transformación refleja no solo una crisis, sino también una necesidad de adaptación por parte de las organizaciones que apoyan a los migrantes.

La asociación exige que los migrantes que atienden busquen capacitación. “Si en dos meses no se capacitan, ya no los aceptamos. No podemos seguir generando pobreza solo dando comida”. Las empresas están buscando guardias, cocineros, choferes y almacenistas, aunque algunos migrantes se muestran reacios a aceptar trabajos debido a la distancia. La estrategia de Rodríguez es clara: “al principio, hay que comenzar con lo que haya”.

En conclusión, el fenómeno migratorio en Nuevo León está en evolución constante. La experiencia de vivir en México puede convertirse en una alternativa viable para muchos migrantes que, como Rodríguez comparte, han encontrado allí oportunidades superiores a las que enfrentaron en EE.UU. Al final, en un mundo de cambio y incertidumbre, el “sueño mexicano” parece estar tomando forma.

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