Caracas, Venezuela — Tras vender todas sus pertenencias para llegar a Estados Unidos, un número creciente de migrantes venezolanos regresa a su país con deudas, sin ahorros y en medio de una crisis económica más severa que la que dejaron atrás.
Deportaciones y endurecimiento de políticas
Más de 7.7 millones de venezolanos han emigrado desde 2013, principalmente a países de Latinoamérica y el Caribe. En años recientes, Estados Unidos se convirtió en destino preferido gracias a programas que otorgaban permisos de trabajo y protección contra la deportación. Sin embargo, desde enero, la Casa Blanca ha retirado esas protecciones y ha incrementado los vuelos de repatriación.
Bajo presión estadounidense, el gobierno de Nicolás Maduro comenzó a recibir a ciudadanos deportados, quienes llegan a Caracas en vuelos operados por contratistas de Washington o por la aerolínea estatal. Algunos migrantes denuncian que fueron identificados erróneamente como miembros de bandas criminales debido a tatuajes, lo que precipitó su expulsión.
Regreso a una economía en crisis
El retorno supone enfrentar inflación de tres dígitos, un salario mínimo de apenas 1.02 dólares al mes y precios inalcanzables para bienes que muchos vendieron antes de emigrar. David Rodríguez, de 33 años, cruzó el Tapón del Darién y recorrió Centroamérica hasta llegar a EE. UU., donde fue detenido y deportado. De regreso en Caracas, ahora trabaja como mototaxista para pagar la deuda de su motocicleta.
“Ir a Estados Unidos fue un retroceso total. Ahora lo único que pienso es en salir de las deudas”, dijo.
Deudas y extorsión
Para subsistir, algunos migrantes recurren a prestamistas con intereses de hasta el 40% mensual. Otros han reemprendido negocios familiares o migrado nuevamente, esta vez hacia España. Pérez utiliza el horno y los moldes de un cuñado para retomar la producción de utensilios de cocina, pero gran parte de sus ingresos se destinan a pagar préstamos.