Solamente durante el mes de marzo, las autoridades migratorias lograron contar un promedio de 2 mil 500 migrantes diarios en su travesía hacia Norteamérica, luego de atravesar la impenetrable selva del Darién, que marca la frontera con Colombia. El ministro panameño de Seguridad, Juan Pino, destacó en una entrevista con EFE que se trataba de “una subida extrema” el flujo de estos viajeros irregulares.
Panamá ha servido como entrada a Centroamérica desde el sur del continente, una situación que Juan Pino comentó durante su inspección a los campamentos y estaciones de recepción migratoria en la provincia de Darién. En estas estaciones de recepción, donde una docena de organizaciones internacionales tienen presencia, las autoridades panameñas recopilan los datos biométricos de los viajeros y les proporcionan servicios de salud y alimentación, una operación sin precedentes en el continente.
En lo que va de 2023, un número inédito de 294 mil 182 migrantes irregulares han cruzado la jungla hacia Panamá, según datos del Servicio Nacional de Migración (SNM). En 2022, 248 mil 284 personas cruzaron la selva, mientras que en 2021 fueron 133 mil 726. Durante estos tres años, la mayoría de los viajeros han sido venezolanos, seguidos de ecuatorianos, colombianos y haitianos, aunque hay representantes de más de cincuenta países.
Tan solo el jueves pasado, llegaron al Darién 2 mil 765 migrantes, y de ellos, el 23.1% (640 personas) eran menores de edad. En agosto de este año, con 42,424 migrantes ingresando a través del Darién, se ha observado un significativo repunte en comparación con otros meses, según Pino.
Qué lo está provocando
Estados Unidos ha ajustado los criterios para la concesión de asilo y ha endurecido su postura con respecto a quienes ingresan ilegalmente al país. Sin embargo, pese de las dificultades, los migrantes aún mantienen la esperanza de llegar a EE. UU. Son personas con familias, niños y niñas que atraviesan el Darién, un área desafiante y hostil, en busca de una nueva vida a pesar de los riesgos.
“Comunicar el mensaje para evitar la migración es una tarea de todos los países” entre las naciones de origen, tránsito y destino de la migración, “esto seguirá siendo un gran problema”, afirmó el ministro.
Para Panamá, que sirve como país de tránsito y debe lidiar con el flujo migratorio, la migración se ha convertido en un asunto de seguridad nacional debido a los problemas y acciones que este tránsito de personas conlleva.
De ahí que las autoridades lanzaran la Campaña Escudo hace cerca de cinco meses en la región oriental del país, que abarca Darién, con el objetivo de contrarrestar el crimen que aprovecha a estas personas migrantes, sometiéndolas a robos y abusos, según Pino.
“El crimen organizado está detrás de todo” este tráfico de personas, “les mienten” diciéndoles que la selva es una ruta transitable, cuando en realidad se trata de un parque nacional, una jungla intratable, agregó.
“Darién no es una ruta. No pongan en peligro sus vidas”, advirtió el ministro a los migrantes. “Necesitamos cambiar la mentalidad de las personas, llegar a sus corazones y mentes”, añadió.
Emilio Bolívar, un venezolano, lo comprendió de manera dolorosa: pasó ocho días en la selva, tres de ellos sin comida junto con su esposa embarazada, y sufrió una caída que lo dejó herido.
“Aunque me dijeron que sería difícil pero no imposible, no lo recomendaría a nadie. Mira cómo estoy”, dijo a EFE mientras mostraba las muletas que utiliza para moverse.