“Estados Unidos ya no es una opción”: Migrantes varados en CDMX comienzan a mirar hacia casa

“Estados Unidos ya no es una opción”: Migrantes varados en CDMX comienzan a mirar hacia casa

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Con una mano empuja su carrito de paletas y con la otra guía a sus tres pequeños hijos entre el tráfico imparable del centro. Así transcurren los días de Yudelis Ferreira, una madre venezolana que, como miles de migrantes, quedó varada en la capital mexicana. Su sueño americano se desvaneció tras años de travesía. Hoy, vender en las calles de Tepito parece más real que cruzar la frontera norte.

“Estamos atrapados”, resume Ferreira, quien lleva dos años migrando desde Maracaibo. Y como ella, unos 5.000 migrantes (en su mayoría latinoamericanos) sobreviven entre albergues y viviendas improvisadas en Ciudad de México. Ya no piensan en avanzar. Muchos, incluso, contemplan volver a casa.

Una capital que se vuelve destino, no paso

La capital mexicana se ha convertido en un punto de contención migratoria. Según Emanuel Herrera, director del albergue Vasco de Quiroga, 16 albergues están recibiendo a quienes, hasta hace poco, aún soñaban con llegar a Estados Unidos. “Tenían una luz al final del túnel”, dice. “Pero ahora esa luz se ha apagado”.

Y es que el endurecimiento de políticas migratorias primero bajo la administración Biden y ahora con el regreso de Trump, ha cambiado el juego. El cruce por el Darién se ha desplomado un 98%, y los encuentros en la frontera norte han caído de 96.000 en diciembre a apenas 9.300 en junio, según datos oficiales. La frontera, cada vez más cerrada, deja a miles atrapados en ciudades como Tapachula, Oaxaca o CDMX.

De campamentos precarios a albergues saturados

Muchos migrantes han vivido en al menos tres lugares distintos dentro de la capital este año. Primero acamparon frente a la iglesia La Soledad; luego, frente a la Cámara de Diputados; ahora, se refugian en albergues formales. Uno de ellos, el Vasco de Quiroga, está ubicado en los límites de Tepito, una zona con altos niveles de delincuencia, donde la vigilancia es constante.

Ahí, familias enteras duermen en literas triples, comparten baños comunitarios y cocinan entre todos. En el patio, niños juegan al voleibol mientras migrantes de la India enseñan a hacer tortillas picantes al estilo Delhi. En las paredes, se ven dibujos de pingüinos, unicornios, barcos pirata… y una frase que se repite en voz baja: “Ya no se puede más”.

Un regreso que nadie imaginó

Para muchos, la única opción que queda es regresar. Algunos esperan un vuelo gratuito del gobierno venezolano, otros están dispuestos a volver a pie. “Usaremos lo que nos quede para regresar”, dicen. Entre ellos, Kulqueeb Saim, un joven de 28 años originario de Nueva Delhi, que ha cruzado más de una docena de países en un año. “Estados Unidos ya no es una opción. Prefiero volver a India. Allá hay problemas… pero son mis problemas”.

El sueño se desvanece

Ciudad de México nunca fue el destino final. Pero hoy se ha convertido en refugio, pausa forzada o incluso punto final. Mientras tanto, las historias de familias separadas, niños nacidos en ruta y migrantes que han perdido la vida siguen acumulándose.

Para miles, el mensaje es claro: llegar a Estados Unidos ya no solo es difícil, es casi imposible. Y ante ese muro, muchos están empezando a mirar de nuevo hacia el sur.

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